Page 78 - El Misterio de Belicena Villca
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Mismo su Espíritu encadenado: demostrará así a los hombres, con el ejemplo de
Su Voluntad, el camino a seguir, la Orientación hacia el Origen.
Resumiendo, la historia que los Atlantes blancos trasmitieron en forma de
Mito a los pueblos nativos, sería la siguiente. Vivía en la Atlántida una Virgen
Blanca Muy Santa, consagrada al servicio del Dios Incognoscible y entregada a la
contemplación de la Luz Increada. Afligida por la terrible hambruna que azotaba a
su pueblo, aquella Virgen pidió auxilio al Incognoscible; y este Dios Supremo,
cuya Voluntad es la Gracia, le enseñó un camino hacia el Planeta Venus. Ya allí,
la Virgen recibió del Enviado del Incognoscible varios ejemplares de la Planta del
Trigo, con la que se saciaría el hambre material de los hombres, una Vara, que
serviría para medir la Traición Blanca, y la semilla de un Niño de Piedra, que
algún día sería hombre, se pondría a la cabeza de la Raza Blanca, y saciaría su
hambre espiritual. Al regresar de Venus, la Virgen Blanca, que no había tenido
jamás un contacto carnal con ningún hombre, estaba encinta de Navután. Los
Dioses Liberadores le habían anunciado ya que sería madre y daría a luz un niño
cuya Sabiduría espiritual libraría a la Raza blanca de la esclavitud material. Una
serpiente intenta impedir que la Virgen cumpla su cometido pero Ella la mata
aplastándole la cabeza con su pie derecho. Pasado el plazo, la Virgen alumbra a
Navután y lo educa como Guerrero Constructor, contando con la ayuda de los
Guardianes de la Sabiduría Lítica.
Existía en la Atlántida un sendero que conducía hasta un Jardín
Encantado, el cual había sido construido por el Dios de la Ilusión. Crecía allí un
Antiguo Arbol Granado, conocido como el Arbol de la Vida y también como el
Arbol del Terror, cuyas raíces se extendían por toda la Tierra y cuyas ramas
se elevaban hasta las Moradas Celestes del Dios de la Ilusión. Cerca de ese
Granado Hechizado se hallaba un Arbol Manzano, tan Antiguo como Aquél, al
que se llamaba el Arbol del Bien y del Mal o el Arbol de la Muerte. Era
creencia corriente entre los Atlantes que el hombre, en un Principio, había sido
inmortal: la causa de que el hombre tuviese que morir se debía a que los
Grandes Antepasados habían comido del Fruto de este Arbol y la Muerte se
había trasmitido a los descendientes como una Enfermedad. En verdad, la
sangre del Arbol, su Savia Maldita, se había mezclado con la Sangre Inmortal del
Hombre Original y regulaba desde adentro la Vida y la Muerte. Y nadie conocía el
Remedio para esa Enfermedad. Navután, que carecía de padre humano, había
nacido inmortal como los Hombres Originales, pero su inmortalidad era, por eso
mismo, esencial, propia de su especial naturaleza espiritual; en consecuencia, su
inmortalidad era incomunicable a los restantes hombres blancos, no servía para
que ellos recuperasen la inmortalidad perdida. Por eso Navután, con el apoyo de
su Divina Madre, la Virgen Ama, decide hacerse mortal y descubrir para los
hombres el secreto de la inmortalidad.
Desde que los Grandes Antepasados comieran el Fruto del Arbol de la
Muerte, nadie se atrevía a acercarse a él por temor a la Muerte. Pero Navután
era inmortal como los Grandes Antepasados y pudo, como Ellos, aproximarse sin
problemas. Una vez junto al Arbol, Navután cortó y comió el Fruto prohibido,
quedando inmediatamente hechizado por la Ilusión de la Vida: ahora sólo le
faltaba descubrir el secreto de la Muerte sin morir, puesto que si perecía en el
intento jamás podría comunicar la Sabiduría a los hombres blancos. Es entonces
cuando Navután se auto-crucifica en el Arbol del Terror, para vencer a la
Muerte, y pende nueve noches de su tronco. Empero, mientras el tiempo
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