Page 83 - El Misterio de Belicena Villca
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Por supuesto, que la excepción a esta regla deja a salvo a los de Sangre
                 Pura; a todos los que intuyen que con la crucifixión se debe liberar el Espíritu
                 Eterno, que jamás pecó, y no  salvar el Alma pecadora;  a los que quieren un
                 Kristos Guerrero y no un Cristo Pastor; a los que presienten un Kristos de Luz
                 Increada y no a los que perciben un Cristo Material. El Kristos que concebían los
                 Señores de Tharsis, por ejemplo, era un Dios Espíritu Puro, de Luz Increada, que
                 si se manifestase en la Tierra, lo harían luciendo la Corona de Rey y empuñando
                 la Espada; y en esa Parusía, la sola Presencia de Kristos bastaría para causar
                 una Aristocracia del Espíritu entre los hombres, que pondría fin a la confusión de
                 la Canalla Espiritual: Kristos se comunicaría entonces carismáticamente a los
                 hombres, les hablaría directamente en  su Sangre Pura; y quienes mejor le
                 escuchasen, serían realmente los más  Virtuosos, los más Espirituales, los
                 Verdaderos Kristianos.


                 Decimotercer Día




                        Como se ve, los Señores de Tharsis eran Cristianos sui géneris, y si la
                 Iglesia hubiese descubierto su modo de pensar seguramente los habría
                 condenado como herejes. Pero ellos se cuidaron siempre de expresar
                 públicamente sus ideas: lejos estaban los tiempos en los que la Casa de Tharsis
                 custodiaba el Culto del Fuego Frío y asumía la obligación de su conservación y
                 difusión. Luego de la destrucción de Tartessos y del juramento hecho por los
                 últimos Hombres de Piedra, la prioridad que se habían impuesto consistía en
                 cumplir con la misión familiar y salvar la Espada Sabia: y para ello sería menester
                 pasar lo más desapercibidos posible, concentrados sólo en sus objetivos. No
                 olvidaban que la Espada Sabia todavía aguardaba en la Caverna Secreta y que
                 pesaba sobre ellos la sentencia de los Golen, o Gorren, es decir, de los Cerdos,
                 como despectivamente los calificaban los  Señores de Tharsis en alusión a la
                 sentencia escrita con la sangre de las Vrayas.
                        Si bien los Señores de Tharsis no hablaban sobre sus ideas religiosas, en
                 cambio actuaban: y lo hacían ostensiblemente, para atraer la atención sobre el
                 comportamiento ejemplar y desviarla  de los pensamientos discutibles. Los
                 favorecía, en gran medida, la gran ignorancia que caracterizaba a los clérigos y
                 Obispos de la Epoca: éstos sólo se fijaban en la parte exterior del Culto y en la fe
                 y obediencia demostrada por  los creyentes. Y, en ese sentido, los de Tharsis
                 constituían un modelo de familia cristiana: eran ricos terratenientes pero muy
                 humildes y virtuosos; siempre trabajando sus propiedades en Huelva pasaban
                 gran parte del año en la  campaña; ayudaban generosamente a la Iglesia y
                 mantenían, en la Villa de Tharsis, una Basílica consagrada a la Santísima Virgen;
                 ¡hasta habían formado, con la gente de la aldea de Turdes, una “Orden Menor de
                 Lectores” encargada de exponer el Evangelio a los Catecúmenos que iban a ser
                 bautizados! Sí, la Iglesia podía estar orgullosa de la Casa de Tharsis.
                        En verdad, los Señores de Tharsis no mentían en esto pues afirmaban que
                 la Imagen más Pura del “nuevo Cristianismo” era la de la Virgen María. Por eso,
                 ya a mediados del siglo III, transformaron la Basílica romana donde se oficiaba el
                 Culto de Vesta en una Ecclesiae Cristiana. Conservaron el edificio intacto, pero
                 reemplazaron la Estatua de Vesta y construyeron un Altar para celebrar la

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