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148   JACQUES VALLEE       PASAPORTE  A  MAGONIA                149


            efectúa  uniones  carnales  no  sólo  con  hombres  y  mujeres,  sino
 vivientes,  lo  cual  no  se  aplica  al  diablo.  Asimismo,  la  cópula  de  también  con  animales.
 un  hombre  con  un  cadáver  no  es  bestialidad,  especialmente  según
 la  doctrina  tomista,  que  niega  a  los  cadáveres  la  naturaleza  del  Sinistrari  no  niega  que  algunas  mujeres  jóvenes  tengan  a  me-
 cuerpo  humano.  Lo  mismo  pudiera  decirse  del  hombre  que  co-  nudo  visiones  que  las  hagan  imaginar  que han  asistido  a  un  aque-
 pulase  con  el  cadáver  de  un  animal.  En  el  curso  de  esta  discusión  larre.  Asimismo,  la  Iglesia  clasifica  a  los  sueños  eróticos  ordina-
 se  ponen  de  relieve  la  gran  inteligencia  y  el  profundo  conocimien-  rios  en  una  categoría  completamente  aparte  de  la  cuestión  que
 to  de  la  psicología  humana  que  posee  el autor.  Es  verdaderamente  estamos  estudiando.  Sinistrari  no  se  refiere  a estos  fenómenos psi-
 fascinante ver  cómo  se  van  hilvanando  los  pensamientos  del  padre  cológicos  cuando  habla  de  demonialidad;  se  refiere  a  cópula  fí-
 Sinistrari  para  comentar  un  tema  que  toca  tan  de  cerca  a  la  ufo-  sica  real,  como  la  que  se  comenta  en  los  textos  fundamentales  so-
 logía. Y ciertamente así es, puesto que Villas  Boas y el matrimonio   bre  brujería.  Así,  en  el  Compedium  Maleficarum,  Gnaccius  pre-
 Hill  se  hubieran  visto  en  grandes  apuros  ante  el  Santo  Oficio,  si  senta  dieciocho  casos  de brujería  cuyas protagonistas  tuvieron  con-
 hubiesen  vivido  en  el  siglo  xvII. *   tacto  carnal  con  demonios.  De  la  veracidad  de  estos  casos  res-
 El  acto  de  amor  —escribe  Sinistrari—  tiene  por  objeto  la  ge-  ponden  diversos  y  sabios  autores,  cuyo  testimonio  está  fuera  de
 neración  humana.  La  inseminación  no  natural,  es  decir,  una  cópu-  dudas.  Además,  el  propio  san  Agustín  afirma  sin  ambages:
 la  que  no  pueda  ser  seguida  por  la  generación,  constituye  un  tipo
 aparte  de  pecado  contra  natura.  Pero  es  el  objeto  de  esta  insemi-  Es  opinión  muy  difundida,  y  confirmada  por  el  testimonio
 nación  lo  que  distingue  a  los  diversos  pecados  correspondientes  a  directo  o  indirecto  de  personas  fidedignas,  que  los  silvanos  y
 esta  categoría.  Si  demonialidad  y bestialidad  se  hallasen  compren-  los  faunos,  llamados  comúnmente  íncubos,  han  atormentado  con
 didas  en  la  misma,  un  hombre  que  hubiese  copulado  con  un  de-  frecuencia  a  las  mujeres,  solicitando  y  obteniendo  sus  favores.
 monio  podría  limitarse  a  decir  a  su  confesor:  «Padre,  he  come-  Hay  incluso  unos  demonios,  llamados  duses  (es  decir,  lutina)
 tido el  pecado  de bestialidad.»  Y,  sin  embargo,  es  evidente  que no   por  los  galos,  que  acuden  con  gran  frecuencia  a  estas  prácticas
 lo  habría  cometido.  impuras:  así  lo  declaran  tantas  y  tan  altas  autoridades,  que
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 Con  todo,  surgen  considerables  problemas  cuando  se  intenta  sería  impúdico  negarlo.
 identificar  el  proceso  físico  del  coito  con  los  demonios.  Éste  es
 sin  duda un punto  muy espinoso  (¡tan  espinoso  como  el  de  identi-  Ahora  bien,  el  diablo  se vale  de  dos  medios para  efectuar  estos
 ficar  la  naturaleza física de los  platillos volantes!), y a  este  respec-  contactos  carnales.  El primero  lo  emplea  con  brujas  y hechiceros;
 to  Sinistrari  nos  obsequia  con  una  notable  disquisición.  Después  el  segundo, con hombres y mujeres totalmente ajenos  a la brujería.
 de  señalar  que  el  principal  objeto  de  la  misma  es  el  de  deter-  Éste  es  un  punto  de  capital  importancia.  Lo  que  Sinistrari
                                                   pueden
                                               que
                                                           entrar
                         dos
                                                                 en
                     hay
                             clases
                 que
                                      personas
                                   de
 minar  el  grado  de  castigo  que  merecen  estos  pecados,  trata  de  afirma  es con  los  seres  que  él  llama  demonios:  las  que  han  hecho
       contacto
 enumerar  las  distintas  formas  que  puede  revestir  el pecado  de  de-
 monialidad.  Empieza  por  la  observación  siguiente:  un  pacto formal  con  ellos  —y  a  continuación  da  los  detalles  de  la
       manera  como  se  hace  uno  de  estos  pactos—,  y  las  que  tan  sólo
       son  «buscadas»  por  ellos.  Las  consecuencias  de  esta  declaración
 Existen  algunas  personas,  excesivamente  hinchadas  con  sus  fundamental  del  ocultismo  para  la  interpretación  de  la  fe  en  las
 escasos  conocimientos,  que  se  atreven  a  negar  lo  que  los  auto-  hadas  y  de  las  actuales  historias  sobre  OVNIS  son,  sin  duda,  evi-
 res  más  sabios  han  afirmado  y  lo  que  la  experiencia  demuestra  dentes  para  el  lector.
 todos los  días, a saber: que el  demonio, ya sea  íncubo o  súcubo,
          Si  el  diablo  no  tiene  cuerpo,  ¿cómo  se  las  arregla  para  soste-
       ner  comercio  carnal  con  seres  humanos?  ¿Cómo  es  posible  que
 *  Benoit  de  Berna,  de  setenta  y  cinco  años  de  edad,  confesó  que  durante  cua-
 renta  años  habla  tenido  relaciones  carnales  con  un  súcubo  llamado  Hermelina.  Fue  las  mujeres  tengan  hijos  de  tales  uniones,  cuando  manifiestan  ex-
 quemado  v i v o . .  presamente  el  deseo  de  tenerlos?  Todos  los  teólogos  responden  a
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 O b s e r v e m o s  de  paso  que  los  más  eminentes  de  nuestros  científicos  prefieren,  estas  preguntas  diciendo  que  el  diablo  toma  prestado  el  cadáver
 con  Condon,  Ignorar  la  existencia  de  estos  informes,  que  consideran  propios  de
 «chiflados».  Sin  embargo,  hace  unos  cuantos  siglos,  las  mentes  más  selectas  velan,  de un  ser  humano,  ya  sea varón  o  hembra,  o bien  forma con  otros
 en  relatos  parecidos,  una  ocasión  para  aumentar  sus  conocimientos  de  la  naturale-  materiales  un  nuevo cuerpo para este propósito.  Encontramos aquí
 za  humana  y  no  creían  que  rebajase  su  dignidad  de  filósofos  dedicar  mucho  tiem-
 po  a  estos  estudios.  Si  y o ,  en  mi  calidad  de  científico  del  siglo  X X ,  necesito  dis-  la  misma  teoría  expresada  por  un  miembro  del  Buen  Pueblo  y
 culparme  por  escribir  este  libro,  permítaseme  invocar  este  precedente,  tan  válido  citada  por  Wentz:  «Podemos  hacer  a  los  viejos  jóvenes,  a  los
 como  cualquiera.  N.  del  A.
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