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productos de limpieza u otras substancias que puedan tornar nociva la
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                         En caso de tener raíces u hojas muy carnosas, puede utilizarse un horno suave,
                  para lograr la evaporación del agua más rápidamente, no obstante, debe tenerse mucho
                  cuidado con el exceso de temperatura, lo más recomendable es dejar el horno abierto
                  (Kossmann et al., 1992). Este método consume mucha energía y se recomienda usarlo
                  solo en casos excepcionales o de emergencia.

                         Todas  las  plantas  mantienen  un  porcentaje  de  agua,  aún  luego  de  haber  sido
                  secadas.  Pese  a  que  el  proceso  de  secamiento  permite  la  eliminación  de  un  elevado
                  porcentaje de agua, aún permanece un residuo acuoso de 10 a 15% en la planta seca. Sin
                  embargo, jamás deben ser guardadas las plantas mientras se perciba en ellas un grado de
                  humedad,  que  ultrapase  los  porcentajes  aceptables  (Kossmann  et  al.,  1992).  El
                  secamiento  ocupa  un  promedio  de  6  a  15  días,  dependiendo  de  las  condiciones
                  climáticas y el local donde se realiza tal proceso.

                          Conservación:


                         Una vez concluido el proceso de desecación, las plantas deben ser guardadas en
                  recipientes propios. Estos pueden ser de vidrio, porcelana o latas que puedan cerrarse
                  herméticamente,  para  de esta  manera  impedir  el  contacto con  el  aire  que, a  menudo
                  predispone  a  las  plantas  a  la  fermentación  (Sandoya,  1994),  puesto  que  la  luz  y  la
                  humedad favorecen el desarrollo de microorganismos provocando putrefacción.

                         Para  una  mejor  conservación  y  aprovechamiento  de  las  plantas  curativas,  es
                  conveniente cortarlas o triturarlas, en trozos pequeños para facilitar su uso. Se pueden
                  utilizar  las  manos  o  tijeras,  no  siendo  esto  imprescindible.  Una  vez  colocadas  en  el
                  recipiente,  es  de  suma  importancia  rotular  con  pequeñas  etiquetas  con  la  misma
                  información requerida al momento de finalizada la cosecha, es decir;  nombre común,
                  nombre científico, fecha y lugar; a fin de poder identificarlos con facilidad cuando se
                  los necesite. Los recipientes deben ser guardados en un lugar seco y protegido de la luz
                  (Sandoya, 1994).

                         Cultivo:

                         Cultivar  plantas  con  fines  médicos,  siempre  que  sea  posible  como  fuente  de
                  suministro es lo ideal (UICN, OMS, WWF, 1993). De este modo se reduce el impacto
                  en las poblaciones silvestres, debido a que disminuye la recolección directa del material
                  vegetal  en  la  naturaleza,  atenuando  la  destrucción  de  hábitats  y  permitiendo  la
                  conservación del reservorio de plantas autóctonas de la región. En el caso de ciertas
                  plantas raras, amenazadas o explotadas en exceso, el cultivo constituye la única solución
                  para obtener el material necesario sin poner en mayor peligro la supervivencia de estas
                  especies (UICN, OMS, WWF, 1993).

                         Además, el cultivo tiene muchas otras ventajas sobre la recolección o la compra
                  de las mismas, como regular el cultivo para obtener la cantidad que se necesite, asegurar





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