Page 208 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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La agricultura ha experimentado si duda alguna la transformación más grande de todas
las efectuadas en la nueva Alemania. Si se quiere apreciar en toda su magnitud la acción
de saneamiento emprendida por el nacionalsocialismo en este terreno, es necesario
rememorar rápidamente el estado de cosas existente antes de su advenimiento al poder.
Sin exageración se puede decir que la clase labriega se hallaba, en los años de 1929 a
1932, en una fase de disolución completa. La miseria reinaba en el campo, déficit de
cerca de 12.000 millones de marcos pesaba sobre los agricultores, los productos no se
vendían debido a la importación del extranjero que lo superabundanciaba todo, los
precios bajaron a tal nivel que casi no valía la pena cultivar la tierra. Los intereses de
este déficit enorme y abrumador ascendieron en 1932 al 20 % del valor de venta total de
la producción agrícola. Las subastas forzosas estaban a la orden del día; en el año de
1931 y 1932 fueron víctimas de ellas 17.157 fincas rústicas con 462.485 hectáreas de
terreno laborable. La extensión del área subastada, forzosamente, desde 1924 hasta 1933
corresponde casi a la superficie cultivable de Turingia. Los prestamistas arrebataban del
establo del campesino hasta la última vaca en prenda del dinero que éste recibía.
Agobiado por su miseria, el agricultor comenzó a rebelarse en casi todas las comarcas
del Reich promoviendo grandes desórdenes. Las gentes del campo marcharon a la
ciudad e invadiendo las industrias pero sólo para aumentar pronto las filas de los sin
trabajo.
Nadie quería pertenecer por más tiempo a la clase labriega, despreciada y
económicamente condenada a muerte. La agricultura no se encontraba en condiciones
de alimentar al pueblo, aunque sólo fuera mezquinamente, con los productos de la tierra.
Se hallaba dividida en innumerables grupos que sólo defendían los intereses particulares
de sus asociados. Los unos no se interesaban más que por el aumento del precio de la
carne de cerdo, siéndoles indiferente la baja del precio de las patatas; los otros se
preocupaban sólo del alza de los cereales no interesándoles que los precios de la carne
de cerdo o el de las patatas fueran ruinosos. Centenares de organizaciones, creadas
después de la guerra con fines cooperativos, representaban la clase labriega alemana, A
menudo se combatían entre sí en lugar de unirse y juntas, por un esfuerzo común, tratar
de salvar la agricultura de la penuria en que se hallaba.
La Bolsa prescribía los precios percibiendo grandes ganancias sin parar mientes en que
el labrador perdiera su granja y sus tierras o el obrero del campo se muriera de hambre.
La Bolsa especulaba con el bien más precioso del pueblo: su alimentación.
He aquí por que la salvación del agricultor alemán y la supresión del paro forzoso
fueron proclamadas por el Führer como base de su programa de trabajo. “El agricultor
es el fundamento del Estado” (Hitler).
Para el nacionalsocialismo el agricultor es la base de todas las manifestaciones de la
vida del Estado, la eterna fuente de vida en que se renueva el pueblo; en cambio las
ciudades, sobre todo las muy populosas, con su natalidad decreciente, son incapaces de
sostenerse por sí mismas. Sólo del campo proviene el perpetuo exceso de población que
a fluye a las ciudades. La conservación sana de la agricultura es la primera condición
para el florecimiento y desarrollo de la industria alemana, del comercio interior y de la
exportación. La agricultura deberá ser puesta de nuevo en situación de producir entierra
propia cuanto sea posible a fin de liberar a Alemania de sus deudas extranjeras,
provocadas por la excesiva importación de productos alimenticios. El jefe de los
agricultores y ministro de Agricultura, R. Walther Darré, dijo una vez que “la seguridad
en la alimentación constituye la condición previa de todo propósito político”; esto
significa simplemente que no existe política exterior sin una política nacional agraria. El
agricultor alemán tiene derecho a percibir por sus productos un precio que le permita
seguir cultivando la tierra. Era necesario por tanto impedir que siguieran las deudas,
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