Page 213 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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garantizar  así  la  existencia  del  agricultor  en  tierra  propia.  Este  propósito  se  realiza
                  metódicamente por tres vías; en primer lugar poniendo a disposición latifundios que se
                  compran regularmente a propietarios del Estado. Una ley especial, ley de colonización
                  interior en el Reich, hace posible la libre disposición de cerca 1,7 millones de hectáreas,
                  destinadas a la instalación de nuevos agricultores alemanes.
                  La segunda vía consiste en la utilización de terrenos baldíos y de pantanos, sobre todo
                  en la de estos últimos, ya que Alemania cuenta con muy pocos de los primeros. Para
                  fecundizar  extensas  superficies  pantanosas  se  emplean,  con  resultado  altamente
                  satisfactorio,  brigadas  del  Servicio  obligatorio  del  Trabajo.  En  Alemania,  el  total  de
                  superficie utilizable para la agricultura alcanza alrededor de 30 millones de hectáreas; se
                  calculan en 2 millones de hectáreas las superficies pantanosas y los terrenos baldíos que
                  pueden hacerse cultivables.
                  Gracias a una energía  y tenacidad  inflexibles  se  ha conseguido  aprovechar  la tercera
                  posibilidad:  la  conquista  de  nuevo  suelo  que  se  arrebata  al  mar  por  medio  de  la
                  construcción de diques. En el año de 1935 fueron inauguradas las vegas Adolfo Hitler,
                  de  1334  hectáreas,  y  Hermann  Göring  de  550  hectáreas.  Casi  cien  heredades  fueron
                  creadas  de  esta  manera.  En  un  programa  calculado  para  50  años  se  estima  que,
                  solamente  en  la  costa occidental  de  Schleswig-Holstein,  se  ganarán  más  de  100.000
                  hectáreas de nueva tierra arrebatada al mar del Norte.
                  La Pesca Marítima
                  Contrariamente  a  otras  muchas  naciones,  Alemania  reconoció  tarde  las  excelentes
                  ventajas de  los productos del  mar  y  el  valor  del  pescado  como  alimento. El  pescado
                  tenía ya una buena tradición en las edades antigua y media. Catón cuenta que una vez en
                  Roma se pagó por un barbo la cantidad de 250 táleros (1.000 pesetas). En aquella época
                  el pescado era un cocado fino y delicado en  la mesa de  muy  pocos privilegiados. El
                  emperador Comiciano convocó una vez el Gran Senado para deliberar en que vasija se
                  podría  cocer  un  enorme  rodaballo,  sin  partirlo,  y  en  vista  de  que  no  era  posible
                  encontrarla, el emperador hizo fabricar una olla especial por un alfarero. Los comedores
                  de los romanos ricos eran cruzados por arroyuelos cristalinos que permitían coger los
                  peces con la mano ...
                  El pescado de mar, fresco, como producto alimenticio del pueblo, fue hasta el siglo XIX
                  en Alemania, un sueño irrealizable para el interior del país. Sólo se conocían el bacalao
                  y  la  merluza,  secados  sobre  las  rocas  y  al  aire  y  que,  procedentes  de  Noruega,  se
                  popularizaron después que se instituyó la costumbre de los días de ayuno.
                  Apenas hace 50 años que se consideró como una aventura infructuosa el primer viaje
                  emprendido por un vapor de pesca hacia Islandia. Hoy, por el contrario, la pesca en alta
                  mar no se puede concebir como una empresa ajena a la idea de la pesca en alta mar no
                  se  puede  concebir  como  un  empresa  ajena  a  la  idea  de  comunidad,  puesto  que  se
                  preocupa de suministrar al pueblo alemán cantidades suficientes como factor importante
                  de la alimentación. Con  la “Sociedad Pesquera  Alemana de Alta Mar Nordsee” S.A.,
                  posee Alemania la mayor empresa del mundo de este género, a pesar de que la flota
                  pesquera  alemana  es,  numéricamente,  bastante  inferior  a  la  inglesa.  Los  buques
                  pesqueros alemanes navegan por las aguas más  peligrosas ya que, a la inversa de las
                  naciones de la Europa septentrional que dedicadas a la pesca marítima cuentan en sus
                  costas  y dentro de la zona permitida con  numerosos y abundantes pesquerías, se  ven
                  obligados a cruzar los mares más allá de Islandia para alcanzar el mar blanco llegando
                  hasta la isla de los Osos.
                  La política de abastos nacionalsocialista no ha descuidado esta labor complementaria y
                  adicional de aprovisionamiento de carne para el  pueblo,  más bien  la ha  fomentado  y
                  además ha introducido una reglamentación de su mercado. el consumo total de pescado



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