Page 228 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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existentes, en particular con el Comité nacional de las asociaciones de las juventudes
alemanas. En tales asociaciones y gozando de los mismos derechos, se hallaban todas
las organizaciones juveniles alemanas, marxistas, religiosas etc., esforzándose en
demostrar en discusiones interminables, su derecho de existencia. Su jefe el general
Vogt, dándose cuenta de la situación, se declaró dispuesto a colaborar con Baldur von
Schirach.
La incorporación del comité nacional facilitó notablemente la unificación de las
distintas organizaciones y ligas, a pesar de no haber sido llevado a cabo sin alguna
resistencia, especialmente por parte de la Unión de la juventud de la Gran Alemania,
que era dirigida por el célebre almirante von Trotha. El nombramiento de von Schirach
como Jefe Nacional de la Juventud del Reich hizo posible la disolución de la citado
Unión. El almirante von Trotha, con generosidad que le honra, se puso
incondicionalmente al servicio del movimiento de la Juventud de Adolfo Hitler, como
jefe honorario de la HJ marina. Después siguió la incorporación del “Scharnhorst” de la
juventud de los Cascos de Acero y otras organizaciones menos importantes, de manera
que del millón de HJ, que había en 30 de enero de 1933, se pasó bien pronto a tres
millones de afiliados. Solamente quedaban subsistentes, con carácter independiente, las
dos grandes asociaciones religiosas de las juventudes evangélica y católica.
En la entrevista celebrada entre el obispo luterano del Reich, Ludwig Müller,
recientemente nombrado, y el Jefe Nacional de las juventudes, que tuvo lugar en los
últimos días del año 1933, se convino, que ninguna organización de la juventud
evangélica debía subsistir en su estructura primitiva,- esto se refería a aquellas a
asociaciones que tuvieran una injerencia en la esfera de actividad de la Juventud
Hitleriana. Los grupos evangélicos les fueron habilitados en su continuidad como
comunidad espiritual, siempre que se desenvolvieran dentro de la esfera que les es
propia, o sea, en las prácticas religiosas del culto evangélico. En un determinado día de
la semana, la HJ había de conceder asueto a sus miembros evangélicos, para que estos
pudieran atender a sus deberes religiosos. A base de este convenio, la juventud
evangélica fue incorporada a la HJ. Según el criterio de von Schirach, tal acuerdo
hubiera podido constituir un punto de referencia para una inteligencia futura con las
asociaciones de la juventud católica.
El 1.º de diciembre de 1936, el Gobierno del Reich promulgó la ley sobre la “Juventud
Hitleriana”, según la cual toda la juventud alemana, dentro de los confines del Reich,
queda comprendida en la HJ. Los jóvenes, además de la educación que reciben en casa
de los padres y en la escuela, serían educados en la HJ tanto física, como intelectual y
moralmente, conforme a los preceptos del espíritu nacionalsocialista, para servir así
mejor al pueblo y a la comunidad nacional. La misión de la educación pasaría a manos
del Jefe Nacional de la Juventud del Partido Alemán Nacionalsocialista. De esta forma,
el jefe de la juventud del Reich alemán asume las funciones de una autoridad superior
del Reich con residencia en Berlín, y está subordinado directamente al Führer y
Canciller.
Aun cuando esta ley constituye algo único y sin precedentes, no ha sido, sin embargo,
más que el reconocimiento legal de una fase de desarrollo ya consumada. La juventud
que de ahora en adelante había prestar servicio en la HJ, se encontraba ya reunida, en su
mayoría, voluntariamente bajo sus banderas. En una declaración sobre la citada ley, von
Schirach hizo alusión a las circunstancias, bajo las cuales la juventud ingresaba en otros
tiempos en la organización, exponiendo luego sus proyectos para la realización de la
labor a él encomendada.
“La juventud debe ser dirigida por la juventud”; este lema,- así decía el Jefe Nacional de
la Juventud,- que en los días de la lucha más difíciles me dio el Führer como divisa al
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