Page 230 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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subordinación incondicional del ser individual bajo el ideal socialista de su pueblo. Este
ideal socialista dentro de la juventud tiene solamente una forma de manifestación
admisible: la Juventud Hitleriana. Toda asociación juvenil fuera de la Juventud
Hitleriana, contraviene como tal el espíritu de la comunidad, que es el espíritu del
Estado.
Sin embargo, hay un campo en el cual la unión religiosa debe conservar su derecho
intrínseco de existencia. Este derecho ha sido reconocido y respetado por la HJ, pero no
debe servir, sin embargo, de pretexto para la realización de intenciones políticas
determinadas, sino que debe mantenerse dentro de los límites fundamentales de la
asociación, pues de otro modo resultaría en menoscabo de intereses esenciales, que
deben permanecer intactos. En primer lugar valdría a lesionar los intereses del Estado,
cuya primacía en asuntos de educación debe quedar intangible, y en segundo los de la
Religión, de la que la asociación religiosa se aleja en la misma medida que tiende a la
actividad política.
Por tanto, el nacionalsocialismo exige que la asociación religiosa se limite
exclusivamente al cuidado espiritual de sus fieles, y al mismo tiempo no deja de abogar
por la continuidad de la Religión. No se hace objeción alguna a que la juventud
religiosa de Alemania, compuesta de muchos o de pocos miembros, se organice en
grupos, siempre que la dirección y actuación de los mismos sean íntimamente
compenetrados de su finalidad puramente religiosa. Con esta restricción de las
actividades de la juventud, concentrándola en el campo de su labor educativa, religiosa
y espiritual, la jefatura de la HJ estaría dispuesta hasta a levantar la prohibición de doble
asociación desapareciendo así el peligro de que las agrupaciones religiosas se dediquen
a ejercer funciones cuya actitud y resolución deben ser de incumbencia exclusiva del
Estado.
¡La instrucción religiosa para la Iglesia, y la educación política para el Estado! Esta es la
fórmula que, según von Schirach, puede establecer la base de una colaboración fecunda.
Algunos días después de la promulgación de la Ley sobre la HJ, Baldur von Schirach,
en un discurso irradiado por las difusoras del país, dirigiéndose a los padres alemanes y
a la juventud, trató de nuevo sobre este tema:
“Algunos eclesiásticos mal orientados -dijo el Jefe Nacional de la Juventud- han tratado
de caracterizarme como enemigo de la educación religiosa. Si sus palabras no han
encontrado ningún eco en la Juventud, ello es debido a que la Juventud me conoce
mejor. Jamás he tolerado la presencia de un ateo en la Juventud Hitleriana. Quien jura la
bandera de la HJ, se liga no sólo a esta bandera, sino también se consagra a un poder
superior. Ya mucho antes del 1.º de diciembre la juventud que ingresaba en nuestra
comunidad, solía valorar su juramento de fidelidad con la apóstrofe adicional: ¡Así Dios
me valga!
En lo que concierne a las profesiones de fe en particular, no me es dado, en mi calidad
de Jefe de la Juventud del Reich, desde que en nuestras filas contamos con varias
religiones, proclamar ninguna de ellas con carácter de primacía, así como, por otra
parte, es mi deber evitar todo aquello que fuera susceptible de promover la discordia o
desunión dentro de la Juventud.
Por ello, dejo en manos de las Iglesias la misión de educar a la juventud en la religión,
conforme a sus credos religiosos, cuidándome muy bien de no inmiscuirme jamás en
este asunto. Mi misión me ha sido confiada por el Reich Alemán, soy responsable ante
el Reich de que toda la juventud sea educada física, intelectual y moralmente de acuerdo
con el ideal del Estado nacionalsocialista. Para la realización de este fin educativo, se
creará un servicio determinado. No tengo inconveniente alguno en que fuera de este
servicio cada joven se instruya en la religión allí donde sus padres y él mismo quieran.
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