Page 234 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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construcciones, edificadas especialmente para este objeto con los medios propios de que
                  dispone la Asociación General de Albergues Alemanes. Por su estilo arquitectónico y
                  disposición interior y sobre todo por su instalación higiénica, pueden considerarse como
                  modelo.  Al  frente  de  cada  uno  de  los  albergues  está  un  matrimonio,  comúnmente
                  llamado padres del albergue, y ellos son los responsables del mantenimiento del orden
                  dentro  del  mismo.  Los  inspectores  de  la  Asociación  vigilan  el  buen  estado  de  los
                  albergues y sus necesidades, con el objeto de ampliar la instalación allí donde ello se
                  haga necesario.
                  Mediante  un  acuerdo  con  los  demás  países  que  disponen  de  una  organización  de
                  albergues  semejante,  se  creó  la  tarjeta  de  identidad  internacional,  que  concede  a  su
                  titular el derecho de alojarse en todos los albergues de los países extranjeros respectivos,
                  en  las  mismas  condiciones  que  en  su  patria.  Las  asociaciones  de  albergues  se  han
                  fusionado en una asociación internacional, cuya sede se halla en Holanda. Su presidente
                  es un alemán.
                  La  organización  de  albergues  para  la  juventud  ha  proporcionado  alojamiento  el  año
                  pasado a 7,5 millones de jóvenes excursionistas (frente a 4,3 millones en el año 1932).
                  Como ya hemos dicho antes, la Asociación alemana de albergues para la juventud es,
                  tomando  en  consideración  estas  cifras,  el  hotelero  más  grande del  mundo.  En  el  año
                  1936 fueron hospedados 200.000 jóvenes extranjeros en los albergues alemanes.
                  La acción social de la HJ tiene como finalidad aumentar la prestación y el aporte de los
                  futuros  ciudadanos.  Esta  colaboración  encuentra  su  expresión  más  genuina  en  los
                  concursos profesionales que la jefatura de la HJ conjuntamente con el Frente alemán del
                  Trabajo organizan todos los años. El concurso se clausura con el acto de presentación al
                  Führer y Canciller del Reich de los jóvenes vencedores.
                  La  idea  de  organizar  concursos  profesionales  no  es  completamente  nueva.  Desde  la
                  edad media se han venido celebrando, en muchos países y en las épocas más distintas,
                  pequeños  concursos  gremiales.  Sin  embargo,  hasta  ahora  nunca  habían  asumido  tan
                  vastas proporciones, ni han sido organizados y llevados a cabo en una escala tan amplia.
                  Si se toma en cuenta que de entre unos 2 millones de jóvenes obreros, admitidos a los
                  concursos  profesionales,  han  de  seleccionarse  las  20  mejores  labores,  ejecutadas
                  técnicamente con el máximo de exactitud, y que en la realización de esta selección se
                  ocupan miles de comisiones técnicas, podrá formarse una idea del enorme aparato que
                  se necesita para dar término a una obra de esta envergadura.
                  La importancia de los concursos profesionales, la educación de la juventud en el sentido
                  de la máxima potencialidad técnica, y con ello del trabajo de calidad, está demostrada
                  de  manera  patente.  Estas  ventajas,  sin  embargo,  quedan  en  segundo  plano  ante  el
                  enorme impulso moral y la fe de toda una juventud en el socialismo verdadero, es decir,
                  en  el  sistema  que  actualmente  prevalece  en  Alemania.  El  valor  de  los  concursos
                  profesionales  es,  por  lo  tanto,  no  sólo  de  índole  técnica,  sino  también  política.  Lo
                  mismo se puede decir respecto a la educación y al régimen de instrucción de la HJ. Lo
                  que  pretende  la  jefatura  de  la  HJ  es,  amonestar  a  los  jóvenes  y  muchachos,
                  inculcándoles los principios fundamentales de la ideología nacionalsocialista, la noción
                  de la raza y de la tierra, como bases vitales del pueblo. Esto se efectúa de la manera
                  adaptada lo mejor posible a las diferentes edades de los jóvenes. A los más pequeños se
                  les explica los deberes que se exigen de ellos, por medios intuitivos y a menudo con
                  descripciones históricas de personajes de otros tiempos; el joven hitleriano observa la
                  evolución  histórica  del  pueblo  alemán  y  de  este  modo  aprende  a  deducir  las
                  consecuencias para el presente. Del cúmulo de pequeños detalles obtiene así la historia
                  de su pueblo.





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