Page 237 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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claridad lo siguiente: El mandato fundamental de la ideología nacionalsocialista, desde
su fundación hasta hoy, reza así: El interés de la colectividad está por encima del interés
particular. Por consiguiente, mientras no nos fuera posible ayudar a todo nuestro pueblo,
no podíamos pensar de modo alguno en poner en primer término cualquier deseo
particular, o necesidades particulares de la mujer. Mientras ardiera en los corazones de
los hombres alemanes el anhelo de encontrar los caminos para el saneamiento de
nuestro pueblo, era para nosotras, mujeres, mucho más importante la totalidad del
pueblo, que las aspiraciones y deseos propios.”
En el extranjero la mujer alemana tropieza con una serie de prevenciones y opiniones
erróneas sobre su actuación política, que tienen su origen en el insuficiente
conocimiento de Alemania y del pueblo alemán. Unos creen poder formarse una idea de
la mujer alemana considerando la berlinesa mundana, esbelta y elegante, que lleva de
paseo a su lindísimo perrito faldero de largo y sedoso pelo por la soberbia avenida del
Kurfürstendamm, o conduce su “Mercedes” de líneas modernas por las carreteras de los
bellos alrededores de Berlín; otros se atienen al tipo burgués de la “Margarita”, con sus
subidos colores naturales, sus ojos azules y las trenzas rubias que caen sobre sus
hombro. Este juicio sería tan falso como lo fuera el de valorar a la mujer francesa por la
parisina emperifollada de los grandes Boulevares.
La mujer alemana es generalmente de una elegancia sobria y de una franqueza alegre y
espontánea. Aún cuando bajo el nuevo régimen no asiste a los cursos universitarios con
el celo de antes, no ambiciona cargos políticos, sin embargo conserva una elevada
educación general, así como su interés por la música, la literatura y las bellas artes. A
menudo puede observarse, por ejemplo, en el autobús u otros medios de transporte, a
mujeres y muchachas leyendo sus autores predilectos; en las salas de concierto, el sexo
femenino constituye la mayoría del público y escuchan la música con un recogimiento
casi religioso.
Digno de señalar es también la afición de las mujeres al deporte. Esto está demostrado
por la intensa participación femenina en los ejercicios de cultura física, y las numerosas
sociedades deportivas femeninas que existen en todas las ciudades de Alemania. Su
interés en todas las organizaciones deportivas, desde el deporte ligero hasta la natación,
las carreras pedestres y los concursos de esquí, es cada vez mayor.
Pero sobre todas las cosas, la idea de la familia dirige e inspira con preponderancia a la
muchacha alemana; el sueño de su futuro hogar es lo que alienta en su corazón. No el
tipo “garçonne”, sino que es consciente de que ha de llegar a ser mujer, y su corazón es
siempre sensible a la eterna canción del amor. Manifiesta su entusiasmo al escuchar los
discursos políticos de Hitler, o al tomar parte en las grandes manifestaciones públicas
nacionalsocialistas, pero siempre se complace de ser mujer, y su misión de madre futura
y como tal es de la misma condición e índole que todas las demás mujeres del mundo.
Toda esposa pone el mayor empeño en ser considerada como buena ama de casa, y
poder demostrar lo que ha aprendido en casa de sus padres, en los cursos de economía
casera, organizados por la Asociación femenina nacionalsocialista, o en cualquiera de
las numerosas escuelas privadas. Las jóvenes prometidas se adiestran en todos los
ramos de la economía casera, con el fin de luego poder ofrecer a su esposo un hogar
atrayente y alegre, confortable y bien administrado.
En cumplimiento de las funciones que como mujer la incumben, la alemana se siente
responsable ante la colectividad. “Nosotras -me decía una vez una colaboradora de la
Asociación femenina nacionalsocialista- servimos la vida de nuestro pueblo y
consideramos el trabajo de nuestro hogar como un medio de alcanzar y mantener la
salud tanto física como espiritual de nuestro pueblo valiéndonos de las fuentes de
energía de nuestra propia economía”.
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