Page 236 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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“Vendrá un día en que el pueblo alemán pondrá su mirada radiante de alegría y orgullo
en su juventud; y todos nosotros podremos, con la máxima tranquilidad y la más
absoluta confianza, llegar a nuestra vejez con el íntimo y feliz convencimiento, de que
nuestra lucha no ha sido estéril. La juventud marcha detrás de nosotros, su espíritu es el
nuestro, es nuestra su energía, nuestro su temple, es la representación de la nueva vida
de nuestra raza” (Hitler, en la Asamblea del Partido, 1935).
Las comparaciones, como es sabido, resultan casi siempre defectuosas, y muy a menudo
están fuera de lugar. Sin embargo, no dejaremos de aducir dos ejemplos, confrontando
el movimiento de la Juventud alemana con los boy-scouts ingleses y los balilla italianos;
estas últimas organizaciones con sus formaciones complementarias, resultan, tanto en la
idea como en la forma, la solución más feliz de la cuestión juvenil en los indicados
países. La HJ, aún cuando en su estructura difiere en puntos esenciales de las dos
instituciones mencionadas, representa para Alemania sin duda la forma más conveniente
de asociación juvenil. Al igual que los boy-scouts y los balillas, la Juventud hitleriana
encarna también el modo de ser nacional de su país.
“¡Al avanzar nuestra bandera ondea,
y símbolo ella es de nueva era!”
Así suena el himno de la juventud hitleriana.
XVII
La mujer en el Tercer Reich
Durante los años de lucha, no le pasó desapercibido a Adolf Hitler el papel
importantísimo que la mujer, como compañera del hombre, podía desempeñar en la
propagación del movimiento nacionalsocialista. “Sin la constancia y el espíritu de
sacrificio verdaderamente fervoroso de la mujer -dijo el Führer en la última Asamblea
del Partido en Nuremberg- jamás yo hubiera podido llevar el Partido a la victoria”. Con
su advenimiento al poder, el Führer reconoció toda la significación de la mujer y sus
distintos valores acción, tanto en la vida política en general, como en la política
demográfica, la asistencia social y otras instituciones, en las cuales su paciente, amorosa
y delicada colaboración es de un valor inestimable.
Contestando a una pregunta que junto con algunos colegas de la prensa extranjera
dirigimos a la presidenta de la Juventud femenina, Sra. Getrud Scholtz-Klink, en la que
le rogábamos nos explicara que puntos de vista ideológicos guiaban a la mujer alemana
en su intervención en el movimiento nacionalsocialista, la activa Presidenta nos
respondió en una conferencia pronunciada en el hotel Kaiserhof, lo siguiente:
“Nuestra ideología, que afectaba a todo nuestro pueblo en sus más profundas raíces, no
fue determinada por consideraciones materiales, sino por el espíritu mismo de este
pueblo. Cuando se trata de cosas espirituales, no es ya la mayoría quien decide, sino la
fuerza inmanente de cada individuo. Esta intuición la tenían no sólo los hombres
alemanes, sino también muchas mujeres alemanas, que en los años de lucha, para ganar
el alma del pueblo, fueron las compañeras incondicionales y decididas de estos
hombres.
Esta actitud resuelta e incondicional por nuestra parte en favor del nacionalsocialismo,
nos ha sido reprochada en ciertas esferas de la sociedad, como una traición a los
intereses particulares de la mujer. Sobre esto quiero expresar en esta ocasión con toda
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