Page 87 - Santoro, Cesare El Nacionalsocialismo
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para  darse  cuenta.  El  año  pasado  hubo  660.000  reconocimientos  médicos  que
                  precedieron  a  los  viajes  o  de  descanso  organizados  por  el  Auxilio  Social
                  Nacionalsocialista, a fin de establecer las normas higiénicas convenientes.
                  Mientras en otros países la mujer tiene que hacer trabajos duros, aun los más pesados,
                  en Alemania ha sido alejada en gran parte de aquellos que le son impropias. El Estado
                  nacionalsocialista  rehusa  el  empleo  de  mujeres  en  las  fábricas  en  provecho  del
                  capitalismo  (baratura  de  la  mano de obra).  Siempre  habrá,  desde  luego,  trabajos que
                  sólo puedan ser atendidos por mujeres, pero éstas no deben  sufrir daño alguno en su
                  salud, ya que su misión propia es y será siempre dar hijos al pueblo, educarlos y cuidar
                  de los quehaceres domésticos en el seno de la familia.
                  La  juventud  en  las  fábricas  es  objeto  de  especial  atención;  lo  esencial  no  es  su
                  rendimiento  momentáneo  sino  el  fortalecimiento  espiritual  y  físico  durante  el
                  aprendizaje para que, como adultos, puedan rendir un trabajo consciente y productivo.
                  El  nacionalsocialismo  quiere  que  el  alemán,  a  pesar  de  las  exigencias  de  la  vida,  se
                  desarrolle robusto y alegre.
                  El 30 de enero de 1937, el Führer en su discurso ante el Reichstag declaró: “A la par del
                  Plan  Cuadrienal  se  continuarán  realizando  de  preferencia  aquellos  postulados  que
                  contribuyan a  la salud del pueblo  y  al  mejoramiento de las condiciones de vida para
                  hacerla  más  agradable”.  Actualmente,  el  obrero  alemán  dispone,  para  ejecutar  sus
                  faenas, de talleres que han  superado a los anteriores, puesto que en su instalación  no
                  sólo se ha cuidado del sentido práctico sino también del gusto estético; él sabe que en su
                  fuerza reside una parte de la riqueza de Alemania y que tanto el Estado como el  Partido
                  se empeñan en conservarla. En tiempos pasados, gozaba de vacaciones solamente aquel
                  que  disponía  de  un  ingreso  suficiente  para  ello.  Hoy,  barcos  con  obreros  alemanes
                  cruzan  los  mares  del  mundo  y  ellos  son  llevados  por  los  trenes  a  las  playas  o  a  las
                  montañas.  La  juventud,  que  antes  se  degeneraba  en  los  desiertos  de  piedra  de  las
                  grandes  ciudades,  hoy,  en excursiones,  disfruta de  la  naturaleza. La  madre sabe  hoy,
                  también, que puede dar la vida a hijos sanos.
                  El camino hacia el porvenir del pueblo alemán -así lo proclaman los nacionalsocialistas-
                  pasa por entre un enjambre de niños sanos y alegres.
                  Las estadísticas  muestran con gran elocuencia los resultados favorables de la política
                  demográfica descrita. El número de matrimonios aumentó de 516.793 en el año de 1932
                  a 740.165 en el año 1934; descendió luego en el año 1935 a 650.851, en 1936 a 611.114
                  y en  el  año  1937 a 618.971,  pero  permanece  sin  embargo  por  encima de  la cifra de
                  1929,  que  fue  el  año  más  bonancible  después  de  la  guerra.  Los  nacimientos,  que
                  constituyen  el  factor  más  importante,  aumentaron  de  971.174  en  el  año  de  1933  a
                  1.198.350 en 1934; 1.261.273 en 1935; 1.279.025 en 1936 y 1.275.212 en 1937;  hay
                  que  advertir  que  el  año  1936  fue  bisiesto  o  sea  un  día  más  que  el  de  1937;  estos
                  guarismos demuestran un progreso continuo. El excedente de nacimiento fue en 1933,
                  de 233.297; en 1934, de 473.592; en 1935, de 469.361; en 1936, de 482.054 y en 1937,
                  de 482.020.
                  Las Medidas de Política Racial Nacionalsocialista
                  “Alemania  para  los  alemanes  y  gobernada  por  los  alemanes”:  Este  es  el  lema  de  la
                  política interior del Tercer Reich. Excluyendo de la vida pública a todos los elementos
                  extraños, Alemania quiere ser la dueña de su propia casa y vivir en ella de acuerdo con
                  su gusto y mentalidad.
                  En consecuencia, según las ideas de Adolfo Hitler, el Gobierno debe cuidar de que sólo
                  los de sangre alemana sean quienes influyan en la política del pueblo alemán.
                  Conforme a este principio,  las  leyes de  higiene  racial  contra  los  judíos residentes  en
                  Alemania  tuvieron  que  ser  completadas  por  medidas  similares  en  el  campo  político.



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