Page 233 - Egipto TOMO 2
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236 HASTA TEBAS
egipcio, me trasladé á las célebres ruinas de la antigua Abydos, caballero en el jumento
artísticamente esquilado de mi nuevo amigo.
Los viajeros que desean trasladarse á los notables monumentos hácia los cuales nos
dirigíamos, suelen aprovechar los vapores que parten de Beliane. Hacen mal porque si bien
:
es cierto que el camino es de
este modo más corto, nada hav
más agradable, para un europeo,
que un paseo á caballo, en un
dia esplendente, — y son muchos
los dias esplendentes en estas
latitudes, en que casi nunca
llueve, — á través de campos
perfectamente cultivados, y de
embellecidas
aldeas populosas ,
por magníficos palomares, en
las cuales ocupan bellísimas
casas los alcaldes de las mismas,
schujuch-el-beled; sin contar con
que en ninguna parte, como en
el valle del Nilo, puede adqui-
rirse una idea más exacta del
granero del Egipto, y de las par-
ticularidades concernientes á su
agricultura y sistema de riego.
No se crea, sin embargo, que
esté libre de inconvenientes ese
bendecido rincón: también se
encuentran en él chozas misera-
bles , escombros v suciedad, v «j
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todavía recordamos con pena el
descuido de un aldeano que
dejaba abandonado en medio de
la calle, expuesto á la voracidad
PORTADORA DE ESCOMBROS
de los perros y avestruces, el
ganado que acababa de apacentar. En cambio debemos confesar nuestra justa admiración
respecto de la actividad, la destreza, la paciencia de unos hombres y mujeres que formados
sin escuela ni aprendizaje, saben, sin embargo, utilizar debidamente el agua, y compren-
diendo la importancia que tiene para la riqueza agrícola, han logrado construir la sólida
calzada que en este momento recorremos, abrir los numerosos canalizos que en todas