Page 234 - Egipto TOMO 2
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238 HASTA TEBAS
direcciones atraviesan estos campos, y disponer las ruedas hidráulicas y los shadufs 1 que en
número extraordinario se encuentran á lo largo del gran canal que tenemos á nuestro lado.
la magnífica granja de un
Esíamos junto á rico copto: en este momento uno de los
dependientes recuenta los caballos, camellos, búfalos, asnos y carneros: podría creerse que
nos hallamos ante la morada de Job, el hombre de Us, «cuyos ganados consistían en siete
»mil carneros
y tres mil camellos, quinientos bueyes acostumbrados al yugo, quinientas
»asnas v muchísimos dependientes.» Sin embargo, los numerosos rebaños de búfalos que
ántes pastaban en estos campos bajo la guarda de jóvenes felahes, y eran conducidos al
Nilo por las mujeres, han disminuido extraordinariamente,
á consecuencia del inmenso
desarrollo que ha alcanzado el cultivo del algodón, desde que tuvo lugar la guerra de los
Estados Unidos de América, y por causa de la epizootia introducida en el país con los toros
importados de otras regiones.
Después de una caminata de dos horas cortas, nos encontramos en las cercanías del
desierto, junto á la aldea de Arabat el-Nadfune, en la vertiente de la cordillera líbica,
alegremente sombreada por las palmeras. Desde las primeras casas tuvimos ya acasion de
observar las trazas de la actividad del gran excavador M. Mariette, representadas por
hombres, mujeres y niños que valiéndose de jumentos, ó cargándolas sobre sus espaldas ó
cabezas, transportaban en esportillas la tierra saturada de salitre (sebak), que sacaban de las
ruinas de la antigua Abydos, para extenderla sobre los campos, utilizándola como abono.
Apeámonos delante de la casa de ese infatigable francés, donde se guardan provisionalmente
los pequeños monumentos más recientemente sacados de entre las arenas, y visitamos los
y Abydos, una de las más
sitios en que se levantaron en otro tiempo Thinis, la más antigua,
santas, entre las diferentes ciudades del Egipto.
Si la raza asiática, á la cual debe su antigua y maravillosa civilización la cuenca
el
del Nilo, llegó al Africa, según presumimos, después de haber atravesado la Arabia y
estrecho de Bab-el-Mandeb,
y habiéndose dirigido en un principio hácia el Oeste, marchó
más tarde hácia el Norte, siguiendo el curso del Nilo; no pudo realmente encontrar
sitio más á propósito para el establecimiento de una residencia de carácter permanente,
que el vasto recodo que en este punto forma el valle; pues al paso que la cadena líbica lo
pone á cubierto de las arenas que del desierto proceden, la distancia existente hasta el
rio es una garantía contra el peligro de las inundaciones. Además de esto, la disposición
especial del terreno ofrece otras ventajas, tales como el constituir una dilatada llanura, en
la cual era sobremanera fácil el establecimiento del riego, y el poderse disponer de un
terreno sumamente extenso, y como no se encuentra otro igual en las riberas del Nilo
situadas en la parte superior de la Delta. Dicho se está que los inmigrantes debieron
encontrar indígenas establecidos en estos lugares; que éstos debieron someterse . á la
1 Shadu f > como fácilmente puede observarse,
es palabra que ofrece mucha analogía con la catalana catuful, arcaduz, de
manera que no se aventura mucho diciendo que de aquella han tomado nombre las vasijas que empleamos para sacar el agua en
nuestras norias. — V.