Page 487 - Egipto TOMO 2
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404           DE LA CIUDAD DE AMON A LA CATARATA
                titud colocando las medidas modernas al lado de las que se usaban en tiempo de los Fai aone»,
                poniendo el conjunto en estado de prestar servicio, inclusos los cincuenta \ tres peldaños \
                las once escalas. Dicho nilómetro se halla en la parte occidental de la isla, precisamente
                delante de la ciudad de Asuan. En tiempo de los Faraones juzgábase buena y  provechosa la
                inundación que habia alcanzado la altura de veinticuatro codos y tres pulgadas.  Todos estos
                restos de la antigüedad no proporcionan, sin embargo,  al viajero el placer que resulta de un
                paseo sobre  la vertiente meridional de  la  isla, completamente sembrada de escombros
                y fragmentos de piedra:  el cuadro que se ofrece á sus miradas ofrece un encanto especial
                                                     v  un  tinte  salvaje  verdadera-
                                                     mente indescriptible. Es aquello
                                                     un verdadero laberinto de rocas
                                                     graníticas, entre  las cuales los
                                                     numerosos brazos del Nilo cor-
                                                     ren  aquí  y  se persiguen con
                                                     rapidez,  allí duermen encade-
                                                     nados detrás de las barreras de
                                                     piedra,  reflejando  heridos por
                                                                   T
                                                     los  rayos  del  sol.  E n  ligero
                                                     rumor  llegó á nuestros  oidos,
                                                     sugiriendo  á nuestra mente  el
                                                     recuerdo de aquellos siglos en
                                                     que  se abrigaba la creencia de
                                                     que  el  Nilo  del  Egipto, cuya
                                                     lejana cuna  debia permanecer
                                                     para los mortales envuelta en las
                                                     tinieblas del misterio, hasta tanto
                                                      que Isis se la revelara en el otro
                         MUCHACHO DE LA NUBIA, DE BUENA FAMILIA
                                                     mundo, junto á la puerta duo-
                décima del infierno, nacia en este  sitio, brotando de dos distintas cavernas. Durante siete
                dias consecutivos celebrábanse en Elefantina espléndidas fiestas en honor del rio bendecido,
                y los compiladores griegos refieren que en  tal ocasión lanzábanse  al agua mugid ora dos
                copas distintas, una de oro y otra de plata, que acaso guardaban alguna relación con  el
                          t
                sol y con la luna. Los Faraones acostumbraron asistir á esta fiesta, pudiendo asegurar que
                en  ella estuvieron, — pues  así se  halla consignado en una  inscripción  grabada en un
                peñasco existente al Sur de Elefantina, — Ramsés el Grande, con su hijo é hija más amados,
                Chamus y  Bent-Anat.
                  En rigor no hemos visto aún  la catarata propiamente dicha. Para trasladarnos á  ella
                empezamos por volver á Asuan, donde alquilamos robustos jumentos, cuya llegada aguar-
                damos junto ala., puerta del café más comme il faut que supimos encontrar, después de lo
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