Page 488 - Egipto TOMO 2
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DE LA CIUDAD DE AMON A LA CATARATA 405
cual atravesamos las calles de la ciudad y penetramos en el campo. En el camino nos
salieron al paso algunos alfareros que nos ofrecieron sus artefactos, debiendo confesar por
nuestra parte que la forma de los vasos y la de las pipas de tierra cocida que nos pusieron de
manifiesto, no son ménos elegantes que las de los que se elaboran en Siut y en Kene. La
ciudad se halla rodeada de jardines de palmeras, y en cuanto los dejamos á la espalda nos
apeamos para poder examinar un pequeño templo que algo apartado del camino veíase á
nuestra izquierda. Débese su fundación al tercero de los Tolomeos, Evergetes I, que lo
dedicó á la diosa Isis Sothis, la amada de Sirius, la estrella de la Canícula, tan importante
para el cómputo del tiempo entre los antiguos egipcios, la cual frecuentemente sustituye á
Sati, diosa de las cataratas, es decir, la que lanza el rio con gran rapidez, como el cazador que
MAUSOLEO en el desierto, cerca de ASUAN
dispara un dardo. Al cabo de breve rato las casas de la ciudad, entre las cuales se distingue
por su importancia una especie de quinta perteneciente á un rico israelita, y las palmeias
que tan agradable aspecto comunican al paisaje, quedaron á nuestra espalda, gracias
al vigor v ligereza de los asnos abisimos de Asuan, ofreciéndose en cambio a nue^tias
miradas un espectáculo completamente distinto: el desierto, sembrado aquí y allá de rocas
de granito v de sepulcros aislados, sobre los cuales se extiende la mena, como sábana
amarillenta. Los millares de cadáveres que duermen aquí el sueño de la muerte, no son en
manera alguna egipcios, sino musulmanes, muchos de los cuales vivían muchos siglos
después de la invasión del Islam, y cuyos parientes adornaron el sepulcro con piedras
funerarias, para transmitir á la posteridad el nombre de los que yacen debajo. Las más
antiguas de estas tablas conmemorativas, llevan impresos caractéres cúficos, remontándose á
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EGIPTO, TOMO II.