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DE LA CIUDAD DE AMOX A LA CATARATA
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             iadoi alcanzó sobie los blemrmes, á los cuales á fin de someterlos á sus intentos , otorgóles
             condiciones de paz muy aceptables
                                    y llevaderas,  y alguna de  ellas, por  cierto, bastante
              desfavorable á los sacerdotes de Isis: puesto que por las mismas se concedía á esos vecinos
             salvajes
                   y perjudiciales el derecho de tomar parte en los sacrificios que se hacían en honor
             de la diosa,
                     y el de transportar á su
             propio territorio, excepción hecha de
             los dias en los cuales tenían lugar
             solemnes  y determinadas fiestas,  la
             bienhechora imágen de la divinidad,
             probablemente un busto del animal
             que le estaba consagrado, la vaca. Del
             lado acá de la catarata el paganismo
             se ha hecho fuerte  contra  el cris-
             tianismo,
                   y más tarde  el cristianis-
             mo contra el islamismo, con mayor
             insistencia que en parte alguna de las
             demás del valle del Nilo. Fue preciso
             llegar á los tiempos de Justiniano,
             y aun echar mano de  la violencia
             para que se lograse destruir comple-
             tamente el culto de Isis, sustituvendo
             á él la religión del Crucificado. La
             bellísima sala hipóstila fué convertida
             en basílica, para lo cual no se hizo  -
             más que cubrir con una capa de limo
             del Nilo los ídolos y las inscripciones
             que  se veian en las paredes, para
             que con su vista no se escandalizaran
             los  fieles. Más tarde  se construyó
                                  «j
             una verdadera iglesia en la cual los
             coptos, hombres y mujeres, se reu-
             nieron durante muchos siglos para
             dirigir á Dios sus oraciones: al pre-  FEL1GRESA de una acesia copta
             sente se halla totalmente arruinada,
                                Philse está deshabitada: hubo un tiempo, sin embargo, en que
             lo mismo que la vecina aldea.
                                 peregrinos que en ella se albergaban. Los Faraones que em-
             eran numerosos los viajeros y
             prendían sus bélicas excursiones  contra los pueblos  del Sur, jamás  se dispensaron  de
             presentar sus ofrendas y elevar sus preces á la diosa veneranda. Entre las cataratas primera y
             segunda existen muchos templos aislados, sin contar los que fueron labiados en las entrañas
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