Page 503 - Egipto TOMO 2
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420          DE LA CIUDAD DE AMON A LA CATARATA
                    La isla ofrece la forma de una sandalia: sus orillas se hallan defendidas de los embates
                  de  las  fuertes avenidas por medio de una muralla sólida, y  casi en toda su extensión,
                  perfectamente conservada. Las procesiones de peregrinos que venian á tributar á Isis el
                  testimonio de su veneración,  y  las ofrendas procedentes de los nomos de Egipto ó de las
                  ciudades de Etiopia, para acercarse á la isla, debían seguir la corriente rio abajo y aportar
                  al Sur. De aquí que los desembarcaderos se hallen situados en el lado meridional, del mismo
                  modo que una sala de recepción  (I), adornada con columnas y obeliscos de asperón, y
                                           cerrada por muros no muy elevados que contienen
                                           las líneas de columnas. Débese su construcción á
                                           Nectanebo, y en  ella aguardaban los sacerdotes la
                                           llegada de las barcas de las gentes de distinción , con
                                           el fin de conducir á los visitadores á través de un
                                           patio largo y estrecho (II), al primero de los píleos
                                           (III), cuya altura era proporcionada á la de las cons-
                                           trucciones vecinas.  Frente  la  puerta  de entrada
                                           veíanse en otro tiempo dos obeliscos, delante de los
                                           cuales, cual si fueran los guardianes del lugar, exis-
                                           tían dos soberbios leones echados: de los obeliscos
                                           nada más queda que la parte superior del uno  : en
                                           cuanto á los leones han sido hechos pedazos. En la
                                           época romana se levantaron pórticos á ambos lados
                                           de esta vía triunfal completamente enlosada.  El del
                                           Oeste (a-b) está levantado á pico sobre el rio, y  fué
                                           fundado por  Tiberio,' y  continuado por  Calígula,
                                                  Nerón.  Las  piedras  del  techo fueron
                                           Claudio y
                                            distribuidas en casetones, según  el gusto romano:
                                            las pinturas y las inscripciones de la pared interior,
                                            es decir la que mira al rio, han conservado admira-
                                            blemente sus colores. El lado opuesto, que es  el
                                            que mira á la vía triunfal, cuenta aún hoy dia treinta
                  y una columnas, cuyos capiteles ofrecen una inmensa variedad de formas. Sin que se conozca
                  la causa,  el ala cubierta (c-d) opuesta ó colateral á la anterior, no fué trazada paralelamente
                  á ésta, y quedó además sin concluir. De las diez y seis columnas de que en un principio se
                  componía,  sólo tres tienen terminado  el capitel:  los demás fueron devastados á golpes, y
                  colocados sobre los fustes tal cual con semejante operación resultaron. El eje del patio se
                   desvia sensiblemente del eje general del templo, cuyos elementos principales sin excepción
                  alguna se hallan orientados siguiendo en conjunto una misma dirección.  Semejante circuns-
                  tancia sólo puede explicarse, suponiendo que lo mismo aquí que en Luqsor, tuvo que partirse
                   del pié forzado de respetar algunos edificios antiguos. La gran fachada exterior del píleo, la
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