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420 DE LA CIUDAD DE AMON A LA CATARATA
La isla ofrece la forma de una sandalia: sus orillas se hallan defendidas de los embates
de las fuertes avenidas por medio de una muralla sólida, y casi en toda su extensión,
perfectamente conservada. Las procesiones de peregrinos que venian á tributar á Isis el
testimonio de su veneración, y las ofrendas procedentes de los nomos de Egipto ó de las
ciudades de Etiopia, para acercarse á la isla, debían seguir la corriente rio abajo y aportar
al Sur. De aquí que los desembarcaderos se hallen situados en el lado meridional, del mismo
modo que una sala de recepción (I), adornada con columnas y obeliscos de asperón, y
cerrada por muros no muy elevados que contienen
las líneas de columnas. Débese su construcción á
Nectanebo, y en ella aguardaban los sacerdotes la
llegada de las barcas de las gentes de distinción , con
el fin de conducir á los visitadores á través de un
patio largo y estrecho (II), al primero de los píleos
(III), cuya altura era proporcionada á la de las cons-
trucciones vecinas. Frente la puerta de entrada
veíanse en otro tiempo dos obeliscos, delante de los
cuales, cual si fueran los guardianes del lugar, exis-
tían dos soberbios leones echados: de los obeliscos
nada más queda que la parte superior del uno : en
cuanto á los leones han sido hechos pedazos. En la
época romana se levantaron pórticos á ambos lados
de esta vía triunfal completamente enlosada. El del
Oeste (a-b) está levantado á pico sobre el rio, y fué
fundado por Tiberio,' y continuado por Calígula,
Nerón. Las piedras del techo fueron
Claudio y
distribuidas en casetones, según el gusto romano:
las pinturas y las inscripciones de la pared interior,
es decir la que mira al rio, han conservado admira-
blemente sus colores. El lado opuesto, que es el
que mira á la vía triunfal, cuenta aún hoy dia treinta
y una columnas, cuyos capiteles ofrecen una inmensa variedad de formas. Sin que se conozca
la causa, el ala cubierta (c-d) opuesta ó colateral á la anterior, no fué trazada paralelamente
á ésta, y quedó además sin concluir. De las diez y seis columnas de que en un principio se
componía, sólo tres tienen terminado el capitel: los demás fueron devastados á golpes, y
colocados sobre los fustes tal cual con semejante operación resultaron. El eje del patio se
desvia sensiblemente del eje general del templo, cuyos elementos principales sin excepción
alguna se hallan orientados siguiendo en conjunto una misma dirección. Semejante circuns-
tancia sólo puede explicarse, suponiendo que lo mismo aquí que en Luqsor, tuvo que partirse
del pié forzado de respetar algunos edificios antiguos. La gran fachada exterior del píleo, la