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DB LOS INDÍGENAS DEL PERÚ             323

     gente á la isla, y dio tal guerra á esta gente, qne digo qne
     los mató á todos.»
        Pero, veamos lo que á este respecto opinan varios an-
     tiguos historiadores, tocante á los artífices que construye-
     ron estos colosales y magestuosos monumentos.
        Según lo refieren Gomara, Gieía de Lcóú, Garcilaso,
     Acosta, Torquemada, Herrera,  y, posteriormente, el presbí-
     tero Yelasco, en sus respectivas hiitorias, la construcción
     de esos grandiosos monumentos fué debida á una inmigra-
     ción de hombres gigantes (1) cuya estatura no bajaba de
     ocho varal  (2). En apoyo de sus aserciones, citan el he-
     cho de haberse encontrado, después de la conquista etpa-
     ñola, sepulcros huecos, hechos de piedra, conteniendo esque-
    letos enteros que tenían esa misma dimensión (3); rata de
    gigantes que, según presumen aquellos mismos historiadores,
    fueron los artífices que labraron esos ciclópeos monumentos
    cuyof vestigios se encuentran, aún, en Tiahuanaco, Manta,
     Punta de Santa Elena é Islai de Pascuas (4:), y cuyai medi-
     das  y  proporciones, especialmente de las puertas, manifies-
     tan, de un modo evidente, que esas obras no fueron hechas
     con las fuerzas de hombres de estatura natural, sino con las
     de aquellos hombres de talle extraordinaria, para cuyo uso
     y servicio eran únicamente proporcionados estos monumen-

     tos (5).


        (1) La existencia de estos gigantes, en tiempos remotos, es también tes-
     tificada por las tradiciones indígenas.

      (2) Estos gigantes eran de talla tan extraordinaria, que, según Cieza de
     León en la primera parte de su «Crónica del Pera», cap. III, «los indianos de
     talle común les llegaban á las rodillas.»—El P. Acosta en su «Historia Na-
     tural», cap. XIX, dice: «aquellos gigantes eran tres tantos má3'ores que los
     indianos de ahora.»—Gomara en su «Historia general de América», cap.
     GXGIV dice también: «que las estatuas de piedra hechas por ellos, halladas
     por Francisco Pizarró en Puerto-Vieju, tenían la medida de algo más de
     ocho varas, que es laque corresponde á todos los esqueletos hallados en los
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