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                Además, Montesinos en sus Memorias avtiguas histo*
            ríales  y  políticas del Perú, Asevera también qae durante el
            reinado del emperador pirhna Ayar-Taco (1588 á 1563 antes
            de la Era Cristiana, 6 sea, en el lapso de veinticinco años),
            invadieron el Perú multitud de gigantes, que poblaron prin-


            sepulcros de la provincia de Guayaquil,  "y los esqueletos que se hallaron
            más tarde en las cercanías de Trujillo, correspondían  al mismo tamaño,
            siendo cada diente tres dedos de grueso y cuatro de largo.»
               (3) El presbítero Velasco, en su «Historia del Reino de Quito», lib IV,
            párraf. VI, pág. 159, refiere el hecho, que él mismo presenció, del desentie-
            rro de un esqueleto gigante, en Ríobamba, aseverando que «al fabricar una
            casa, en 1735, los albañiles encontraron un grandísimo sepulcro de muy re-
            mota antigüedad, tardando todt^s los trabajadores algunos días en  ir sa-
            cando las osamentas, que se reputó de más de 4000 cuerpos de los gentiles
            indianos que debieron morir en alguna guerra de las que mantenía siempre
            la nación de los Pirhuayós con las de las costas del mar. Entre aquellos
            esqueletos se descubrió uno todo entero, cuyas canillas tenían dos varas
            cumplidas y cuyo cuerpo todo fué reputado en más de treintidos palmos ó
            mas de ocho varas.»
               Últimamente, haciendo unas excavaciones para descubrir una antigua
            ciudad azteca, en México, se han encontrado en el distrito de Tlaplum, el
            esqueleto de un gigante prehistórico, al que los sabios mexicanos le asignan
            doce pies de alto. Se cree que el esqueleto de este gigante corresponde al le-
            gendario Quetzacoallto, uno de los progenitores de la raza Azteca; pero es-
            ta creencia no pasa de ser una hipótesis ó mera suposición, algo aventura-
            da, porque ningún dato histórico la comprueba.

               (4)  El célebre navegante Cóok, que ha visitado  la Isla de Pascuas ó
            Vai-IIu, también llamada Rapanui ó de Davis, que se halla á 27° grados de
            latitud meridional, y 112° de longitud Este, distante como cien leguas de
            las costas del Perú, dice:
               «Esta isla tiene apenas cuatro leguas de largo y tenía en otro tiempo
            una población de tres mil habitantes, encontrándose en ella huellas de una
            civilización prehistórica casi grandiosa. Hay en ella, agrega, innumerables
            estatuas gigantescas de piedra perfectamente labrada, de veintisiete pies de
            altura, colocadas sobre sus respectivos pedestales, é idénticas á las que s6
            hallaron en Manta, en el Ecuador, suponiéndose que ftieron obras de los
            gigantes que vivieron allí,  y  que han dejado otros monumentos y estatuas
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