Page 87 - I. Origen de los indios de Amrica. II.Origen y civilization de los indgenas del Peru
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DÉ AMÉRICA "ÍS
exactas, ó tradiciones que han venido trasmitiendo de ge-
neración en generación.
Una de las teorías más extravagantes j quiméricas de
algunos autores, entre ellos Isaac de La Peyrére en su obra
Prsedamitas, j Tomás Burnet en su libro Tellurís tbeoría
sacra, fué la de asentar con toda gravedad, que los habitan-
tes de América no descendían de la especie humana, sino
que, por sus rasgos particulares, pertenecían á una raza
distinta, á la de los irracionales, negándoles en lo absoluto
el título de hombres; siendo necesario que un breve pontifi-
cio los declarase de la misma especie que los demás que for-
man el Género Humano, reconociéndolos, por consiguiente,
aptos para recibir el bautismo (1).
tro á Cristóbal Colón los medios materiales que pedía el navegante geno-
vés para su empresa.
« En sus cuentas se encuentran inscritos, hasta en sus menores dctallfes,
todos los gastos ocasionados en el descubrimiento de Amériea.
« Cristóbal Colón, jefe de la expedición, figuraba con el sueldo de 6,400
reales al año; sus segundos, tenían cada uno 3,600 reales anuales; y cada
hombre de la tripulación, 50 reales.
« El aparejar la reducida flota, compuesta de tres carabelas, costó
50,000 reales.
« La alimentación costaba por cabeza 24 reales mensuales.
« La indemnización de viaje, para los jefes y tripulación, fué pagada
por Colón mismo, á quien, para el efecto, se le dieron 80,000 reales.
«En todo, el descubrimiento de América costó 144,000 reales, equiva-
lentes á 18,000 pesos.
(1) La doctrina de la condición inferior y servil de los indígenas ame-
ricanos, llegó á generalizarse tanto y á ser tan aceptada, que el Papa Pau-
lo III se creyó obligado á condenarla, como lo hizo por un Breve expedido
en Roma, á 10 de Junio de 1537, en el cual decidió:
«Que es malicioso
y
procedido de codicia infernal y diabólica el pretexto que se ha querido to-
mar para molestar y despojar á los indios y hacerlos esclavos, diciendo
que son como animales brutos é incapaces de reducirse al gremio y la fe de
la Iglesia católica;
y que él, por autoridad apostólica, después de haber
sido bien informado, dice y declara lo contrario, y manda que así los des-