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No obstante, apesar de los importantes datos suminis-
trados por los hombres científícos que han hecho un profun-
do estudio sobre el origen de los indios de América, esta
cuestión no está aún dilucidada ni definida, conservándose
tan sólo á este respecto algunas noticias yagas y no muy
[ « & alia quarta pars per Americum Vesputium ( vt in sequentibus audic-
tur) inuenta est—quam non video cur quis iure vetet ab Americo inuen-
tore sagacis iugenii viro Amerigen quasi Americi terram, siue Americam
dicendam: cum& Europa & Asia a mulieribus sua sortita sint nomina.»]
Finalmente, el historiador italiano Sr. Campagnoni, que ha escrito y
publicado, en Milán, una extensa « Historia de América» en veintinueve vo-
lúmenes, dice que: « El Brasil fué denominado, en su origen, América, en
honor de Yespucio, que fué su descubridor, denominación que, más tarde,
se extendió á todo el Continente del Nuevo Mundo. Algunos historiadores
califican de poco noble la conducta de Américo Yespucio al dar su nombre
al Continente; pero, en vindicación del buen propósito del florentino, cabe
hacer una rectificación. Sabido es, que cincuenta años después del descu-
brimiento de este Hemisferio, en casi todos los mapas publicados en Euro-
pa figuraba el Nuevo Mundo como si fuese un grupo de islas, j§iendo pocas
las porciones exploradas hasta entonces: á esta porción de islas pintadas
en los mapas, pertenecían la Florida, Cuba, la Española, Yenezuela y el
Brasil, con el nombre de América. Como, sucesivamente, se tuvo conoci-
miento que este Continente se extendía, sin interrupción, hacia el Sur de
esta región llamada América, los ma^jas posteriores fueron aumentando en
tamaño, y de ahí que, al tiempo* de estar bien conocida la real existencia de
ese Continente, dichos mapas siguieron conservando el nombre de Américáy
que habían adquirido accidentalmente. Todo aquello aconteció sin que.
Yespucio tuviese parte alguna y sin la menor intención de arrebatar á Co-
lón su justo título de descubridor. Aún más, se asevera que Yespucio man-
tuvo siempre relaciones cordiales é íntimas con Colón, y que muy, distante
estuvo de contribuir á causar semejante daño á su amigo. I*or consiguien-
te, es un acto de justicia el tener presentes estos hechos, para no poner en
duda la integridad de Yespucio.»
Como curiosidad histórica, un periódico español de liuclva, dio últi-
mamente la noticia interesante de lo que costó á España el descubrimiento
de América:
« Se acaba de descubrir en Palos ( Huelva) — dice este periódico— los li-
);ros de.contabilidad del armador Pinzón, quien, como es sabido, suminis-