Page 146 - Orgullo y prejuicio
P. 146
o sabido nada de Caroline. Sin embargo, se lo explicaba suponiendo que la
última carta que le mandó a su amiga desde Longbourn se habría perdido.
«Mi tía ––continuó–– irá mañana a esa parte de la ciudad y tendré
ocasión de hacer una visita a Caroline en la calle Grosvenor.»
Después de la visita mencionada, en la que vio a la señorita Bingley,
Jane volvió a escribir: «Caroline no estaba de buen humor, pero se alegró
mucho de verme y me reprochó que no le hubiese notificado mi llegada a
Londres. Por lo tanto, yo tenía razón: no había recibido mi carta.
Naturalmente, le pregunté por su hermano. Me dijo que estaba bien, pero
que anda tan ocupado con el señor Darcy, que ella apenas le ve.
Casualmente esperaban a la señorita Darcy para comer; me gustaría verla.
Mi visita no fue larga, pues Caroline y la señora Hurst tenían que salir.
Supongo que pronto vendrán a verme.»
Elizabeth movió la cabeza al leer la carta. Vio claramente que sólo por
casualidad podría Bingley descubrir que Jane estaba en Londres.
Pasaron cuatro semanas sin que Jane supiese nada de él. Trató de
convencerse a sí misma de que no lo lamentaba; pero de lo que no podía
estar ciega más tiempo, era del desinterés de la señorita Bingley. Después
de esperarla en casa durante quince días todas las mañanas e inventarle una
excusa todas las tardes, por fin, recibió su visita; pero la brevedad de la
misma y, lo que es más, su extraña actitud no dejaron que Jane siguiera
engañándose. La carta que escribió entonces a su hermana demostraba lo
que sentía:
Estoy segura, mi queridísima Lizzy, de que serás incapaz de
vanagloriarte a costa mía por tu buen juicio, cuando te confiese que
me he desengañado completamente del afecto de la señorita
Bingley. De todos modos, aunque los hechos te hayan dado la
razón, no me creas obstinada si aún afirmo que, dado su
comportamiento conmigo, mi confianza era tan natural como tus
recelos. A pesar de todo, no puedo comprender por qué motivo
quiso ser amiga mía; pero si las cosas se volviesen a repetir, no me
cabe la menor duda de que me engañaría de nuevo. Caroline no me