Page 44 - Orgullo y prejuicio
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––Pues  verdaderamente,  la  he  encontrado  muy  mal  ––respondió  la

                señora Bennet––. Tan mal que no es posible llevarla a casa. El doctor Jones
                dice que no debemos pensar en trasladarla. Tendremos que abusar un poco
                más de su amabilidad.

                     ––¡Trasladarla!  ––exclamó  Bingley––.  ¡Ni  pensarlo!  Estoy  seguro  de
                que mi hermana también se opondrá a que se vaya a casa.

                     ––Puede  usted  confiar,  señora  ––repuso  la  señorita  Bingley  con  fría
                cortesía––, en que a la señorita Bennet no le ha de faltar nada mientras esté

                con nosotros.
                     ––Estoy segura ––añadió–– de que, a no ser por tan buenos amigos, no

                sé qué habría sido de ella, porque está muy enferma y sufre mucho; aunque
                eso sí, con la mayor paciencia del mundo, como hace siempre, porque tiene
                el carácter más dulce que conozco. Muchas veces les digo a mis otras hijas

                que no valen nada a su lado. ¡Qué bonita habitación es ésta, señor Bingley,
                y qué encantadora vista tiene a los senderos de jardín! Nunca he visto un

                lugar  en  todo  el  país  comparable  a  Netherfield.  Espero  que  no  pensará
                dejarlo repentinamente, aunque lo haya alquilado por poco tiempo.

                     ––Yo todo lo hago repentinamente ––respondió Bingley––. Así que si
                decidiese dejar Netherfield, probablemente me iría en cinco minutos. Pero,

                por ahora, me encuentro bien aquí.
                     ––Eso es exactamente lo que yo me esperaba de usted ––dijo Elizabeth.
                     ––Empieza  usted  a  comprenderme,  ¿no  es  así?  ––exclamó  Bingley

                volviéndose hacia ella.
                     ––¡Oh, sí! Le comprendo perfectamente.

                     ––Desearía tomarlo como un cumplido; pero me temo que el que se me
                conozca fácilmente es lamentable.

                     ––Es  como  es.  Ello  no  significa  necesariamente  que  un  carácter
                profundo y complejo sea más o menos estimable que el suyo.

                     ––Lizzy  ––exclamó  su  madre––,  recuerda  dónde  estás  y  deja  de
                comportarte con esa conducta intolerable a la que nos tienes acostumbrados
                en casa.

                     ––No sabía que se dedicase usted a estudiar el carácter de las personas
                ––prosiguió Bingley inmediatamente––. Debe ser un estudio apasionante.
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