Page 46 - Orgullo y prejuicio
P. 46

conversación y le preguntó a su madre si Charlotte Lucas había estado en

                Longbourn desde que ella se había ido.
                     ––Sí, nos  visitó ayer con su  padre. ¡Qué  hombre tan agradable es  sir
                William!  ¿Verdad,  señor  Bingley?  ¡Tan  distinguido,  tan  gentil  y  tan

                sencillo! Siempre tiene una palabra agradable para todo el mundo. Esa es la
                idea que yo tengo de lo que es la buena educación; esas personas que se

                creen muy importantes y nunca abren la boca, no tienen idea de educación.
                     ––¿Cenó Charlotte con vosotros?

                     ––No,  se  fue  a  casa.  Creo  que  la  necesitaban  para  hacer  el  pastel  de
                carne.  Lo  que  es  yo,  señor  Bingley,  siempre  tengo  sirvientes  que  saben

                hacer su trabajo. Mis hijas están educadas de otro modo. Pero cada cual que
                se juzgue a sí mismo. Las Lucas son muy buenas chicas, se lo aseguro. ¡Es
                una pena que no sean bonitas! No es que crea que Charlotte sea muy fea; en

                fin, sea como sea, es muy amiga nuestra.
                     ––Parece una joven muy agradable ––dijo Bingley.

                     ––¡Oh!  sí,  pero  debe  admitir  que  es  bastante  feúcha.  La  misma  lady
                Lucas lo dice muchas veces, y me envidia por la belleza de Jane. No me

                gusta alabar a mis propias hijas, pero la verdad es que no se encuentra a
                menudo a alguien tan guapa como Jane. Yo no puedo ser imparcial, claro;

                pero es que lo dice todo el mundo. Cuando sólo tenía quince años, había un
                caballero que vivía en casa de mi hermano Gardiner en la ciudad, y que
                estaba tan enamorado de Jane que mi cuñada aseguraba que se declararía

                antes de que nos fuéramos. Pero no lo hizo. Probablemente pensó que era
                demasiado joven. Sin embargo, le escribió unos versos, y bien bonitos que

                eran.
                     ––Y así terminó su amor ––dijo Elizabeth con impaciencia––. Creo que

                ha habido muchos que lo vencieron de la misma forma. Me pregunto quién
                sería  el  primero  en  descubrir  la  eficacia  de  la  poesía  para  acabar  con  el

                amor.
                     ––Yo siempre he considerado que la poesía es el alimento del amor ––
                dijo Darcy.

                     ––De un gran amor, sólido y fuerte, puede. Todo nutre a lo que ya es
                fuerte de por sí. Pero si es solo una inclinación ligera, sin ninguna base, un
   41   42   43   44   45   46   47   48   49   50   51