Page 102 - Cómo no escribir una novela
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El marxismo sólo era un leve barniz sobre el antiguo tribalismo
imperante en la zona. Ese mismo día, más tarde, en el Congreso de los
Pastores, el agitador Al-bin Albino alzó un puño blanco para postular lo
siguiente:
—Alá condena los caminos de los infieles. ¡Larga vida al justo y santo
gobierno de nuestro líder!
El aire era seco y olía a sodomitas y camarones.
Desde los años de la revolución, el sistema policial había estabilizado los
feudos que ahora eran leales al Gran Feudalista y sus feudatarios, como los
enturbantados locales les habían dado en llamar. Los populares tanguistas
nativos, Los Cinco Fedayines, no eran familia, lo que muchas veces le
provocaba a Melinda una discreta sonrisa. Hechas de la mejor seda, las
borlas de la zona eran muy valoradas en todo Oriente.
Del mismo modo que los elementos de una trama deben seguirse lógicamente uno tras
otro, las frases que transmiten las ideas del autor deben fluir naturalmente una tras otra.
Recuerda que para esos casos en que decidas cambiar de tema, la Madre Naturaleza
inventó el punto y aparte.
Esto no significa que si empiezas tu párrafo con «Las judías todavía estaban
calientes» estés obligado a hablar en ese párrafo únicamente de lo calientes que estaban
las judías. Puedes ir gradualmente desde esas judías a lo variada que es la gastronomía
en cada continente y acabar describiendo las diferentes reglas de cortesía en la mesa
vigentes en Estados Unidos y el Líbano.
Pero un único párrafo no puede hacer todo el trabajo. Si cada párrafo de tu novela
trata de un tema distinto, el lector pronto se dará por vencido al no ver trabazón
ninguna. Las grandes ideas deben exponerse en varios párrafos bien conectados entre
sí.
Y ten presente que debe haber una transición lógica de ideas cada vez que cambies
de tema.
Un galimatías en nombre del arte
Cuando un lirismo indescifrable confunde
al lector
Su infancia había sido como una tempestad proveniente del pozo seco de