Page 101 - Cómo no escribir una novela
P. 101
Una imagen debe ser apropiada para el objeto que designa y adecuada al contexto y al
tono de la frase y el párrafo. Puede ser que, en un contexto muy determinado, una chica
sea tan atractiva como el Empire State Building, pero precisamente como los tipos de
belleza son tan variables, no se debería provocar que el lector tenga que detenerse un
rato y consultar una tabla de conversión de magnitudes. De la misma forma, no es una
buena idea que la sangre que se vierte al degollar a alguien lo salpique todo como un
cartón de zumo de tomate cuando lo derrama un niño pequeño; aunque esta descripción
es muy exacta desde un punto de vista mecánico, va contra el tono dramático de la
escena que estás tratando de describir.
Otro error frecuente es la imagen tipo «exhaló un resoplido igual al de una hormiga
que arrastrara un queso sin agujeros», esto es, cuando una imagen hace olvidar el objeto
que se pretende describir. Esto ocurre cuando la metáfora requiere una explicación muy
larga y mucho contexto para que el lector pueda componer la imagen en su mente. Las
metáforas conceptualmente complejas, como las de la astrofísica, la historia de la
Iglesia o las matemáticas, hacen que el lector las lea y se detenga. Es mejor reservar
estas imágenes para novelas que sí traten de la historia de la Iglesia, la astrofísica o las
matemáticas.
El totus revolutus
Cuando el autor ordena caóticamente su
novela
Melinda nunca hubiera creído que encontraría el verdadero amor en los
brazos de un rudo terrorista al que ella había sido vendida como un mueble
por el hombre a quien había confiado sus papeles y documentos más
personales. Las judías todavía estaban demasiado calientes. A principios del
siglo XX Trípoli había sido una pequeña ciudad con un mercado, donde las
cabras no sólo estaban por las calles, sino que pacían en las alfombras
persas de las casas más a la moda. Todo aquello había cambiado, y Melinda
deseó haber conocido aquellos días pasados, como le ocurría con su ciudad
natal, Massachussets, cuya población se había cuadruplicado desde la
burbuja tecnológica.
—¿Te parece cómodo mi dulce hogar entre las rocas? —susurró Al-al-
Haig, pasándole la botella de vino que celebraba su tercer encuentro por
encima de la arena.