Page 96 - Cómo no escribir una novela
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tantos años de reunirse allí, les llevó sus acostumbradas jarras de cerveza a
los tres amigos veteranos del Ejército, Smothers, Katz y Chortles.
Si ya has hecho una afirmación, resiste la tentación de reforzar esa idea repitiéndola.
No vuelvas a decirlo de una forma más elaborada, y no hagas que tus personajes lo
recuerden en un diálogo (Será alemanote, el muy boche). Vale la pena repetirlo: no te
repitas.
Si has puesto una cicatriz en forma de relámpago a tu protagonista en la primera
página, es razonable mencionarlo después, a modo de recordatorio para el lector. Pero
decirlo dos veces en un mismo párrafo no es una ayuda para el lector, es poner a prueba
su paciencia. (Ni que decir tiene que esto no se aplica a los pasajes que tratan
específicamente de la cicatriz.)
Otra variante de esto son las frases tipo «llevaba un sombrero en la cabeza», «era
un elefante muy grande de color gris» o «era una habitación con suelo, paredes y
techo». Aunque no es una ofensa ultrajante caracterizar a un elefante con los atributos
que todos los elefantes tienen, sí es una ofensa al sentido común, y de lo más aburrida.
«Un elefante frenético y enfurecido» sí que compone una buena imagen en la mente del
lector. «Un elefante muy grande de color gris» sólo aporta unas palabras innecesarias.
Un comunicado del Ministerio
Cuando predomina la jerga de los
políticos
A partir de su previa interactuación los dos habían experimentado un
vínculo interpersonal progresivamente más sólido junto con un clima de
confianza mutua que sentaba las bases para que expresaran libremente sus
crecientes sentimientos en un futuro no muy lejano y con vocación de
presente. La inicial frialdad emocional que Jack había concitado en ella se
vio modificada por momentos de gran intimidad en los que él ejercitó una
gran capacitación para la alegría compartida que contenía una cuota parte
de ternura. El rol de Melinda en este gradual acercamiento a la intimidad
fue fundamental en su casi totalidad. Se había revelado como esencial que
ella postergara sus preposicionamientos negativos sobre los miembros
varoniles del género masculino y priorizara el marco mental comúnmente
designado como «confianza».