Page 128 - Cómo no escribir una novela
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Y entonces, lo sabía, como todas esas prostitutas que habían tenido un
verdadero orgasmo gracias a él, le estarían agradecidas.
Ése había sido el plan. Pero la evidencia era incontestable: le había
ocurrido demasiadas veces para seguir negándolo. Era impotente.
La novela autobiográfica es perfectamente aceptable y un recurso inestimable para los
escritores. Muchos autores han hecho una gran carrera literaria sirviéndose de sus
experiencias o incluso aprovechando esas experiencias varias veces. Pero el tema
recurrente de sus libros no es «Yo atesoro dentro de mí mucho más de lo que la gente
cree» o «Lamentarán no haber descubierto antes todo lo que atesoro dentro». De hecho
las novelas autobiográficas de éxito tienden a enfocar la narración desde la óptica
opuesta, tipo «Soy un gusano asqueroso» o «Soy tan inútil que no sé ni atarme los
cordones de los zapatos».
Ese «yo» que aparece abruptamente por descuido en un texto escrito en tercera
persona es el método más fácil para hacer el ridículo cuando se está escribiendo una
novela autobiográfica con una perspectiva megalómana, y por lo general es superfluo.
Si ese «yo» fuera la única pista que le delata, bastaría con que lo cambiara un
corrector. Sin embargo ese «yo» suele ser la punta de un enorme iceberg de narcisismo.
El «yo» no firma contratos
Síntomas de una novela auto-hagiográfica
Escenas en que tú, perdón, el protagonista se da cuenta de que todo el
mundo lo infravalora.
Escenas en las que el protagonista es tratado injustamente por los
miembros de su familia, colegas de trabajo o amigos.
Escenas en que los miembros de su familia, sus colegas de trabajo o
sus amigos acaban viendo la verdad y ruegan que les perdonen.
Ex parejas que se dan cuenta de su gran error, que lamentarán toda su
vida porque comprenden que ya es demasiado tarde.
Escenas en que el maduro protagonista es acosado por adolescentes
locas por él.
Largos pasajes donde se relatan obsesiva y pormenorizadamente las
cualidades del protagonista.