Page 130 - Cómo no escribir una novela
P. 130

entonces siempre había sido el más jovial de todos, el bromista que siempre
               sonreía  a  las  duras  y  las  maduras.  Ahora  estaba  ceñudo,  hambriento  y
               enojado con sus compañeros de caza, con la misma caza y los noventa y

               nueve tipos de nieve. Todo lo que quería era cambiar su maldito arpón por
               un par de botellas de whisky y un habano de La Habana.
                   —No  te  preocupes  —lo  animó  ella  después  de  que  se  frotaran  las

               narices—.  Cuando  me  traiga  el  talismán  de  mis  antepasados  del  Lugar
               Prohibido, las morsas volverán. Estoy convencida.



          A veces un autor cambia a un punto de vista diferente durante un solo párrafo, o una
          sola frase. Esto desentona bastante cuando el resto de la novela se relata desde el punto

          de vista de un único personaje, al que nos hemos acostumbrado a ver como nuestro yo.
          Cambiar el punto de vista de este modo da la sensación de que se ha producido un

          inexplicable y fugaz momento de telepatía, una molesta irrupción de los pensamientos
          de un tercero. Cuando vuelve el punto de vista del protagonista, el lector sigue leyendo
          con cautela, atento a cualquier nueva intrusión de un tercero en su mente.
               Los cambios de punto de vista narrativo pueden darse incluso con una sola palabra.

          Por ejemplo, si el punto de vista es el de un actor que está pensando con petulancia en
          las  críticas  que  ha  recibido  por  su  nueva  película,  de  repente,  en  el  texto  puede

          aparecer  la  palabra  «engreído».  Evidentemente  el  autor  desea  transmitir  su  opinión
          sobre  ese  personaje  mediante  ese  adjetivo,  pero  ese  actor  nunca  pensaría  eso  de  sí
          mismo, por lo que, de repente, con ese «engreído», nos han apartado de la mente de ese

          personaje y el lector tiene que esforzarse para entender dónde está ahora. El mismo
          efecto perturbador puede conseguirse con verbos introductorios de diálogo como «se
          jactó» o «gimoteó».

               Por lo general, todo punto de vista narrativo que dure menos de una página puede
          suprimirse. Y si has elegido la tercera persona para iniciar tu novela, debes aceptar las
          limitaciones que su uso conlleva.







                                                                                           El partido de tenis

                                                                 Cuando el punto de vista narrativo va de
                                                                                                 un lado a otro


               —Pero ¿qué va a ser de mí si te vas? —preguntó Anne, indignada. Se lo

               quedó  mirando,  tratando  de  descubrir  si  quedaba  algún  resto  del  hombre
   125   126   127   128   129   130   131   132   133   134   135