Page 17 - COLOMBIA:
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cómo, sin saber por qué, sin el menor beneficio, se dejaron arrastrar por
                              el increíble poder de la retórica facciosa que los bombardeaba desde las
                              tribunas,   desde   los   púlpitos   y   desde   los   grandes   medios   de
                              comunicación, y la carnicería comenzó.

                              Entre 1945 y 1965 Colombia vivió una verdadera orgía de sangre que
                              marcó   desalentadoramente   su   futuro.   Más   asombroso   aún   es   que
                              quienes precipitaron al país en ese horror sean los mismos que siguen
                              dirigiéndolo,   aquellos   cuyo   discurso   es   el   único   que   impera   en   la
                              sociedad,   aquellos   que   se   resisten   a   entender   que   si   bien   se   han
                              enriquecido   hasta   lo   indecible,   han   fracasado   ante   la   historia;   que
                              tuvieron el país en sus manos durante más de un siglo y que el resultado
                              de su manera de pensar y de obrar es esto que tenemos ante nosotros:
                              violencia, caos, corrupción, inseguridad, cobardía, miseria y la desdicha
                              de millones de seres humanos.   Afortunadamente ya no es necesario
                              agotarse en argumentos para demostrar el fracaso de los dos partidos y
                              de sus élites: basta mostrar el país que tenemos.

                               Alguna   vez,   con   triste   ironía,   el   historiador   inglés   Eric   Hobsbawm
                              escribió que la presencia de hombres armados forma parte natural del
                              paisaje colombiano, como las colinas y los ríos. Es difícil, ciertamente,
                              encontrar épocas de la historia en que nuestros campos no hayan sido
                              escenario de hombres en armas, y el mismo Hobsbawm ha dicho que la
                              Violencia   colombiana   de   los   años   cincuenta   representó   una   de   las
                              mayores movilizaciones de civiles armados del hemisferio occidental en
                              el siglo XX.


                                Las   huestes   de   los   revolucionarios   mexicanos   recorrieron   su   país
                              luchando por la Tierra y la Libertad que les predicaba Emiliano Zapata.
                              Es triste comprobar que los hombres en armas de mediados de siglo en
                              Colombia no luchaban por ninguna reivindicación popular, sino instigados
                              por poderes que siempre los habían despreciado, y cuando empezaron a
                              luchar por algo propio, fue por espíritu de venganza, para cobrarse las
                              injurias que esa misma guerra les había hecho. El gobierno conservador
                              había   politizado   la   policía,   había   soltado   la   siniestra   "chulavita"   a
                              hostilizar liberales. Éstos a su vez reaccionaron armándose, y empezaron
                              a ver en todo conservador un enemigo. La causa de aquello estaba en el
                              poder y en los predicadores del odio, pero muy pronto cada quien tuvo
                              argumentos propios para proseguir la retaliación. Para las cadenas del
                              rencor basta con comenzar, todo lo demás se dará por su propio impulso.







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