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Diez años después de aquellas primeras hostilidades y agresiones, la
Violencia ya se había fabricado sus propios monstruos, y un clima
generalizado de terror y de impunidad daba los frutos más demenciales.
Los nombres de Chispas, de Desquite, de Tarzán, del Capitán Veneno,
de Sangrenegra, todavía nos congelan la sangre, y sólo muy
recientemente las sierras eléctricas de Trujillo han venido a igualar las
cumbres de horror y de depravación humana que se vivieron
El Frente entonces en Colombia.
Nacional Siempre nos dijeron que la Violencia de los años cincuenta fue
fue una coalición política una violencia entre liberales y conservadores. Eso no es cierto.
y electoral colombiana Fue una violencia entre liberales pobres y conservadores
entre Partidos Liberal y pobres, mientras los ricos y los poderosos de ambos partidos
Conservador vigente entre los azuzaban y financiaban su rencor, dando muestras de una
1958-1974. irresponsabilidad social infinita. La Violencia no podía ser una
iniciativa popular, pues no iba dirigida contra quienes se
En nombre del lucraron siempre del pueblo. Era más bien la antigua historia de
bipartidismo el pueblo se los pobres matándose unos a otros con el discurso del patrón
había hecho la guerra a sí en los labios.
mismo: ahora se
sucederían en el poder Una persistente y venenosa fuente de odio fluía de alguna
precisamente los
representantes de la vieja parte y alimentaba la miseria moral del país. Los dirigentes,
clase dirigente que había esos que todavía le dictan por la noche a la opinión pública lo
sido la principal promotora que ésta responderá mañana en las encuestas, simulaban no
de la violencia. advertir cuál era la causa de ese desangre generalizado, y sin
dejar de predicar el odio al godo y al rojo se quejaban del
salvajismo del pueblo.
La verdad es que bastó que Alberto Lleras y
Laureano Gómez se abrazaran y pactaran la
alianza para que la vasta Violencia
colombiana dejara de ser un caos
generalizado y se redujera a la persecución
final de unas bandas de asesinos
envilecidos. Ahora bien: si la Violencia había
sido una guerra, ¿quién la ganó?
Aparentemente nadie. Pero si juzgamos por
la siguiente fase del drama, el resultado es
indudable: sobre 300 mil campesinos muertos, el bipartidismo había
triunfado.
Como ocurre al final de todas las guerras, sobre los campos todavía
humeantes de la Violencia se firmó un pacto, y ese pacto fue el llamado
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