Page 117 - Fantasmas
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Joe HitL
dio un vuelco mientras se alejaba cada vez más de la tierra en-
negrecida y altombrada de mugre. Pensaba que se caería, pe-
ro no lo hizo y se encontró desplazándose por el aire y aterri-
zando un momento después en una de las gigantescas montañas
de desperdicios, donde todavía daba el sol. Entonces exhaló
el aire con fuerza y se dio cuenta de que había estado conte-
niendo el aliento.
Permaneció así unos segundos en equilibrio, abrumado
por una desconcertante sensación de pequeños pinchazos en
los extremos de sus antenas. Había trepado, corrido, nadado
—no, por dios, ¡había volado! — a través de diez metros del cie-
lo de Arizona. Durante un rato se negó a considerar lo que ha-
bía ocurrido, le daba miedo pensar en ello con detenimiento y,
de nuevo, se lanzó al aire. Sus alas producían un zumbido ca-
si mecánico, y se vio a sí mismo planeando ebrio por el cielo,
sobre un mar de alimentos y objetos en descomposición. Por
un momento olvidó que necesitaba comer algo. También que,
sólo unos segundos antes, había experimentado algo cercano a
la desesperanza. Dobló las patas hasta pegarlas a los costados
de su caparazón y, sintiendo el aire en la cara, miró hacia aba-
jo, a la tierra baldía situada a más de treinta metros de distan-
cia, fascinado por la extraña sombra que su cuerpo proyectaba
sobre ella.
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