Page 157 - Fantasmas
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Joe HiLL
tro con un lanzamiento rápido que casi levantó polvo del sue-
lo junto a la base, todos menos mi padre.
Por fin mi padre termina de hablar con Comins, se gira
y se dirige de vuelta al banquillo. Se encuentra a medio cami-
no, casi libre ya de todo peligro, cuando de pronto se gira y
grita adiós al árbitro principal Welkie, que está de espaldas a
él. Welkie está inclinado barriendo su plato con una pequeña
escobilla, con las nalgas separadas y su considerable trasero
apuntando hacia mi padre.
Sea lo que sea lo que grita mi padre, Welkie se vuelve y se
pone a saltar a la pata coja mientras da un puñetazo al aire.
Mi padre se quita la gorra, la tira al suelo y vuelve corriendo a
la base.
Cuando esto ocurre, lo primero que se vuelve loco de mi
padre es el pelo, y lleva seis entradas atrapado dentro de la go-
rra. Cuando por fin se libera está empapado en sudor. El fuer-
te viento de Detroit lo atrapa y lo revuelve. Uno de los lados
está aplastado y el otro tieso, como si hubiera dormido con él
mojado. También tiene mechones húmedos pegados a la nuca
colorada y sudorosa. Mientras grita, el pelo flota alrededor de
su Cara.
Mandy dice:
—Oh, dios mío. Mírenlo.
—Sí, ya lo veo —dice mi madre—. Otra contribución a
la antología de momentos estelares de Ernie Feltz.
Welkie cruza los brazos sobre el pecho. No tienen nada
más que decir y mira a mi padre con los ojos entrecerrados. Mi
padre da una patada en el suelo levantando polvo. Comins tra-
ta de interponerse de nuevo entre los dos, pero mi padre le lan-
za arena con el pataleo. Después se quita la chaqueta y la tira
al suelo. A continuación le da una patada y la lanza a la línea
de la tercera base. Intenta cogerla y lanzarla fuera del campo,
pero sólo consigue que vuele unos pocos metros. Algunos ju-
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