Page 159 - Fantasmas
P. 159

Joe HiLL



         En mi dormitorio  me  quedo en  ropa  interior  y me  diri-
    Jo  por el pasillo hacia el cuarto  de baño, pero  cuando  suena  el
    teléfono  entro  en  la habitación  de mis  padres,  me  echo  boca
    arriba  sobre  la cama,  tiro del aparato  que  está  sobre  la mesilla
    y descuelgo.
         —Residencia  de los Feltz.
         —Hola,  Homer —dice  mi padre—.  Tenía  un  minuto  li-
    bre y he pensado  en  llamar  y darles  las buenas  noches.  ¿Estan
    viendo  el partido?
         —Ajá —contesto  sorbiendo  un  poco  de saliva.
         No quiero que me  oiga sorber, pero  lo hace.
         —¿Estás  bien?
         —Es  mi boca la que lo hace.  No puedo evitarlo.
         —¿Estás  haciendo  alguna cosa?
         “NO.
         —¿Con  quién hablas,  cariño?  —grita mi madre.
         —¡Con papá!
         —¿Crees  que hizo el swing completo? —me  pregunta  mi
   padre a bocajarro.
         —Al  principio  no  estaba  seguro,  pero  cuando  pusieron
   la repetición  vi que sí.
         —Mierda —dice  mi padre, y entonces  mi madre descuelga
   el teléfono  de la cocina  y se  une  a la conversación.
         —Hola,  llamo  del programa  Good Sport.
         —¿Qué  tal? —dice  mi padre—.  Tenía  un  momento  li-
   bre y se  me  ocurrió  llamar para dar las buenas  noches  al chico.
         —Tal  y como  yo lo veo  me  parece  que  tienes  el resto  de
   la noche  libre.
         —NO  voy  a decirte  que  estuvo  bien lo que  he hecho.
         —Bien  no  estuvo,  desde  luego —dice  mi madre—,  pero
   ha sido absolutamente  impresionante.  Uno de esos  momentos
   mágicos del béisbol  que elevan el espíritu.  Como  una  buena ca-
   rrera,  o como  cuando  el tercer  strike choca contra  el guante  del



                                 157
   154   155   156   157   158   159   160   161   162   163   164