Page 160 - Fantasmas
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FANTASMAS
catcher. Hay algo mágico en observar a Ernie Feltz llamar bas-
tardo lameculos al árbitro y ver cómo se lo llevan del campo
metido en una camisa de fuerza.
—Vale —dice mi padre—. Supongo que he dado una im-
presión pésima. N
—Es algo en lo que tendrías que trabajar.
—Vale, joder. Lo siento, de verdad. Lo siento —dice—.
Pero dime una cosa. >
—¿Qué?
—¿Has visto la repetición de la jugada? ¿Te pareció que
hacía el swing completo?
La tendencia a babear cada vez que estoy tenso no es mi
único problema, sólo uno de otros muchos síntomas. Por eso
voy a ver al doctor Faber una vez al mes, y hablamos de for-
mas de controlar el estrés. Hay muchísimas cosas que me es-
tresan. Por ejemplo, no puedo ver un trozo de papel de alumi-
nio sin sentirme enfermo y mareado, y el sonido de alguien
arrugándolo me hace estremecerme de dolor de la cabeza a los
pies. Tampoco soporto cuando el video se está rebobinando, y
cada vez que oigo el ruido de la cinta enrollándose en las bo-
binas tengo que salir de la habitación. Y el olor a pintura fres-
ca o a rotulador indeleble... prefiero no hablar de ello.
A la gente tampoco le gusta que desmenuce la comida pa-
ra ver de qué está hecha. Sobre todo lo hago con las hambur-
guesas. Me afectó mucho un reportaje que vi en televisión so-
bre lo que te puede pasar si te comes una hamburguesa en mal
estado. Salía E. Coli y hablaban de las vacas locas. Incluso sa-
lía una vaca loca retorciendo la cabeza de un lado a otro y tam-
baleándose en el establo, gimiendo. Cuando vamos a Wendy's
a comernos una hamburguesa hago que mi padre le quite el pa-
pel y después separo todos los ingredientes y aparto todas las
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