Page 280 - Fantasmas
P. 280

FANTASMAS


                La mujer se  apoyó en  la encimera  de la cocina  con  la es-

           pátula en  la mano  y lo miró  mientras  comía.  Killian  no  habló,
           se  limitó  a comer  a gran velocidad  mientras  ella lo miraba  sin
           decir palabra.
                —Bueno  —dijo cuando  hubo  terminado—.  Creo que te
           voy a freír un  par más.
                —Así  está bien, señora.  Ha sido  suficiente.
                —¿No  quieres  más?
                Killian  vaciló  sin saber  qué contestar.  Era una  pregunta
           difícil.
                —Los  quieres —afirmó  la mujer, y cascó  dos huevos más
           en  la sartén.
                —¿ Tan hambriento  parezco?
                —Hambriento  no  es  la palabra.  Pareces  un  perro  aban-
           donado  a punto  de volcar  un  bote  de basura  buscando  algo
           de comer.
                Cuando  tuvo  el plato delante,  Killian  dijo:
                —S1 hay algo que pueda hacer para pagarle esto,  señora,
           me  gustaría mucho.
                —Gracias,  pero  no  hay nada.
                —Me  gustaría que pensara  en  algo. Le estoy  agradecido
           por abrirme  así su  despensa.  No  soy ningún vago  y no  me  da
           miedo  el trabajo.
                —¿De dónde  eres?
                —De  Misuri.
                —Supuse  que eras  del sur.  Tienes  un  acento  raro.  ¿Hacia
           dónde  te diriges?
                —No  lo sé.
                 La mujer no  hizo  más  preguntas  y permaneció  apoyada
           en  la encimera  con  la espátula en la mano,  mirándolo  comer  de
           nuevo.  Después  salió y lo dejó solo  en  la cocina.
                 Cuando  hubo  terminado,  Killian  se  quedó sentado,  sin
           saber  muy  bien  qué hacer,  dudando  de si debía  marcharse.



                                         278
   275   276   277   278   279   280   281   282   283   284   285