Page 88 - Fantasmas
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FANTASMAS



        amor  cada vez  que me  preguntaba  si quería una  limonada.  Ha-
        bría hecho  cualquier  cosa  que me  pidiera.
              —Tu  madre  es  una  idiota  —le  dije  a Art—.  Una  creti-
        na,  es  mejor que lo sepas.  Eso de la unión  de las almas  no  exis-
        te.  Todos  estamos  solos y quien piense que todos somos  herma-
        nos  acabará  aplastado por el culo gordo de Cassius  Delamitri  y
        tendrá que olerle los calzoncillos.
              La señora  Roth quería llevarme  a la sinagoga, no  para con-
        vertirme,  sino  como  una  experiencia  educativa,  para  que  en-
        trara  en  contacto  con  otras  culturas  y todo  eso,  pero  el padre
        de Art se  lo quitó de la cabeza.  Ni hablar  del tema,  dijo, no  es
        asunto  nuestro.  ¿Es que te has vuelto  loca?  Llevaba  un  adhesi-
        vo  en  el coche  con  la estrella  de David  y la palabra ORGULLO
        entre  signos de exclamación  al lado.
              —Oye,  Art —le dije en  una  ocasión—.  Tengo una  pre-
        gunta  sobre judíos que quiero hacerte.  Tú y tu familia  son  ju-
        díos  fundamentalistas,  ¿no?
              «No  creo  que  seamos  fundamentalistas.  En realidad  no
        somos  nada  estrictos.  Lo que  sí hacemos  es  ir a la sinagoga,
        respetamos  las festividades,  esas  cosas.»            .
              —Yo  creía  que  a los judíos  se  pelaban  el pito —dije lle-
        vándome  la mano a la entrepierna—.  Por eso  de la fe. Dime...
              Pero  Art ya estaba  escribiendo.
              «Yo  no.  Yo me  libré.  Mis  padres  eran  amigos  de un  ra-
        bino  progresista  y le hablaron  de mí nada  más  nacer  yo.  Pa-
        ra  saber  cuál  era  la postura  oficial.»
              ¿Y qué dijo?
              Dijo que la postura  oficial era hacer una  excepción  en cual-
        quiera que corriera  el riesgo de explotar durante  la circuncisión.
        Al principio pensaron  que bromeaba,  pero  luego mi madre  es-
        tuvo  investigando  y llegó a la conclusión  de que yo estoy exen-
        to talmúdicamente  hablando.  Mamá  dice que el prepucio  tiene
        que ser  de piel, y que si no  lo es  no  hace falta cortarlo.




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