Page 117 - El retrato de Dorian Gray (Edición sin censura)
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UE EL SIETE de noviembre, la víspera de su
trigésimo segundo cumpleaños, como muchas veces
recordaría después.
Volvía caminando a casa alrededor de las once
desde la de lord Henry, donde había estado cenando,
e iba envuelto en gruesas pieles, pues la noche era fría
y neblinosa. En la esquina de la plaza Grosvenor y la
calle South Audley un hombre pasó junto a él en
medio de la niebla, caminando muy rápido y con el cuello de su abrigo Ulster
gris levantado. Llevaba en la mano un maletín. Lo reconoció. Era Basil
Hallward. Una extraña sensación de temor que no podía explicar se apoderó
de él. No dio la menor señal de haberlo reconocido y continuó lentamente
hacia su casa.
Pero Hallward lo había visto. Dorian lo oyó detenerse primero y luego
apresurar el paso para darle alcance. Unos momentos después tenía su mano
sobre el brazo.
—¡Dorian! ¡Qué extraordinario golpe de suerte! Llevo esperándote desde
las nueve en tu biblioteca. Finalmente, me apiadé de tu pobre sirviente y le
dije que se fuera a dormir. Me voy a París en el tren de media noche y tenía
especial interés en verte antes de marcharme. Me pareció que eras tú, o más
bien tu abrigo de piel, cuando pasaste por mi lado. Pero no estaba seguro. ¿No
me reconociste?
—Es esta niebla, querido Basil. Ni siquiera pude reconocer la plaza
Grosvenor. Creo que mi casa está en algún lugar cercano a estos alrededores,
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