Page 205 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                           195



            ción fue deteriorándose cada día más, ninguno retrocedía y si dialo-
            gaban era para herirse más, para insultarse. El alcohol y las drogas
            ya habían deteriorado la salud del joven Sepúlveda, ahora era apenas
            un hombre sin ambiciones ni futuro.

             Una mañana él despertó malhumorado, trataba de recordar lo que
            había sucedido la noche anterior, pero no podía hilvanar sus recuer-
            dos  o alucinaciones. Dónde comenzó todo y cómo terminó todo, re-
            cordaba que inhaló el maravilloso polvo blanco sin control y se
            durmió. Cuando despertó, recordó algo de un sueño extraño. Recor-
            daba como si fuesen retazos o episodios tristes de su vida, olvidados
            en un lugar de su existencia. Recordaba que la silueta o figura de un
            hombre caminaba por el dormitorio, se drogaba y tomaba ron, pero
            su cerebro ya no tenía la suficiente lucidez como para comprender
            qué fue verdad y qué fue mentira. La silueta del hombre luego se
            acostó en su misma cama, donde dormía él y Katty… Estaba atur-
            dido, perdido y en el umbral de la locura a causa del vicio. ¿Era un
            espejismo, una realidad, una alucinación? Nunca lo llegó a saber, no
            tuvo el suficiente valor para preguntárselo a ella, tenía miedo un ata-
            que de nervios, temía que ella lo mate, aquel recuerdo lo persiguió
            toda su vida como si haya sido una maldición. Recordaba ahora su
            vida de estudiante en Santiago de Chile, su vida en el colegio La Fon-
            tana, sus compañeros de clases le inculcaron que la política era su
            futuro y que debería incursionar en ese mundo. La dictadura de Pi-
            nochet había marcado para siempre a estos estudiantes y muchos an-
            helaban vivir en democracia, la mayoría de los años de estudios
            estuvieron marcados por un sistema dictatorial pinochetista en la
            Fontana, cuando Pinochet se alejaba del poder para dar paso al go-
            bierno de Patricio Aylwin, Richard Sepúlveda abandonó Santiago
            rumbo a la Ciudad de los Anillos. Su aspiración era regresar a su San-
            tiago querido y encontrarse con sus excompañeros y formar un par-
            tido político.
            Todo fue en vano.
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