Page 36 - historia de españa
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para colonizar comarcas de Sierra Morena deshabitadas e infestadas de bandoleros. Para ello se
emplearon españoles, pero también inmigrantes católicos alemanes y flamencos a los que el
Estado les proporcionaba gratuitamente casa, mobiliario, herramientas, ganado y semillas.
La colonización dio lugar a las llamadas nuevas poblaciones como La Carolina, diez años
después ya había más de 10.000 campesinos en las zonas repobladas.
La industria y el comercio: El Estado creó numerosas manufacturas reales (tapices, cristal,
porcelana, armas). También se crearon manufacturas de tipo utilitario como la producción de
paños de lana. Decidida a impulsar el desarrollo del país, la Corona rompió el monopolio de los
gremios que impedían la libertad de trabajo y paralizaban la industria. Se desvincularon así las
nuevas fábricas del rígido reglamento gremial y en 1783 se declararon “honrosos todos los oficios”
se promocionó la libertad de trabajo. Las medidas proteccionistas adoptada por los Borbones
como la prohibición de importaciones de productos textiles de Asia favoreció a la industria
catalana. Cabe destacar el fomento de la construcción naval en los astilleros reales de Cádiz, El
Ferrol y Cartagena para facilitar el comercio por mar y la flota de guerra imprescindible para
asegurar el comercio con América.
El comercio exterior: Se incrementó; con la mejora de los puertos y en 1778 un decreto
amplió el libre comercio colonial a numerosos puertos españoles. Esta medida fue importante
sobre todo para la industria barcelonesa, estimuló el comercio colonial e hizo crecer los beneficios
de los grandes comerciantes.
Se crearon compañías comerciales privilegiadas como La Real Compañía Guipuzcoana de
Caracas, que fomentó el cultivo de algodón y de tabaco. Estas medidas estaban destinadas a
convertir las colonias americanas en una importante fuente de ingresos como proveedoras de
materias primas y consumidoras de productos manufacturados procedentes de la Península.
Para conseguir estos objetivos en 1735 su suprimió el tradicional sistema de flotas por el de
registros, por el que los particulares podían enviar sus productos a América, previamente
registrados en Cádiz, en barcos autorizados que partían cuando querían. Finalmente en 1765 y
1778 se autorizó el comercio directo de los puertos peninsulares con los americanos, como
resultado el comercio interoceánico aumento considerablemente y estimuló la industria,
especialmente la catalana. Sin embargo, debido a la escasa capacidad productiva de la industria
peninsular, la mayoría de las manufacturas enviadas a América eran extranjeras.
Durante los reinados de Felipe V y Fernando VI, Ensenada abordó una profunda mejora de