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por un profesional la solución está mucho más próxima y la relación con los
                cercanos mejora enormemente.

                   Si tienes diagnóstico de TLP te habrás sentido incomprendido en muchas
                ocasiones  y  habrás  experimentado  un  gran  vacío  emocional  a  la  hora  de
                sentarte delante de un terapeuta y advertir que no empatiza contigo o que no
                percibe tu dolor.
                   He acompañado a lo largo de los años a muchas personas con TLP en su

                terapia y sé lo difícil que resulta ayudarles a salir del bucle de angustia en el
                que  se  encuentran.  Encontrar  los  resortes,  los  puntos  de  inflexión  y  los
                factores  de  estrés  desarticula  muchos  de  los  momentos  de  crisis.  El
                tratamiento  farmacológico,  con  una  buena  psicoterapia  integrando  el

                aprendizaje de su gestión emocional con grandes dosis de cariño y delicadeza
                les permite paliar sus síntomas.
                   Si tienes un familiar con este trastorno o convives con alguien con estos
                rasgos,  te  dejo  algunas  ideas  que  te  ayudarán  a  gestionarlo  de  la  mejor
                manera posible.



                      — Lo primero que tienes que hacer es cuidarte tú. Por las características
                         propias  del  TLP,  ellos  buscan  ser  el  centro,  lo  cual  deriva  en  una
                         atención casi exclusiva hacia cómo están en cada momento. Necesitas
                         ratos para ti donde halles paz y serenidad.

                      —  Entiende  que  detrás  de  ese  comportamiento  «límite»  existe  un
                         malestar  importante  y  que  su  manera  de  manejarlo  se  basa  en  la
                         agresividad. Es una persona con una gran carga de frustración. Esto
                         sirve  para  entender  desde  un  conflicto  bélico  hasta  una  reacción
                         política, o la propia de tu jefe o de tu pareja cuando las cosas no salen

                         como  uno  quiere.  La  frustración  desencadena  en  muchas  ocasiones
                         agresividad y rabia.
                      —  Lo  que  dice,  cómo  grita  y  cómo  insulta  es  una  reacción  por  ese
                         circuito que tiene de frustración. Muchas de las cosas no las piensa,

                         pero su modo de expresarlo es a través del insulto.
                      — La comunicación con ellos es enrevesada y confusa. De lo que uno
                         dice a cómo lo interpreta hay un mundo. En las crisis conviene eludir
                         las discusiones, ya que pueden terminar en un sinsentido muy doloroso
                         para  ambas  partes.  En  los  momentos  de  paz  y  calma  intenta  hablar

                         desde  el  refuerzo  positivo  y  desde  el  cariño.  Que  se  sientan
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