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Entender el apego es clave para comprender los mecanismos psicológicos

                   que hay detrás de la manera de relacionarnos con otras personas, de elegir
                                      pareja o de interactuar con nuestros hijos.





                   El  ser  humano  por  definición  juzga  cuando  le  consultan.  Resulta  muy
                complicado mantenerse al margen o en una postura neutral si alguien solicita
                ayuda. Cada uno tenemos nuestro sistema de creencias               [2]  y las historias que
                nos relatan pueden remover nuestro mundo. En mi caso, cuando un padre o

                una madre me consulta algún tema de sus hijos no juzgo, porque parto como
                premisa de que siempre han intentado lo mejor para ellos. Donald Winnicot
                habla de «padres suficientemente buenos», es decir, que hacen lo mejor que
                pueden  con  lo  que  saben,  sienten  y  tienen.  Es  difícil  encontrarse  con  un
                progenitor  que,  de  manera  voluntaria,  quiera  destruir  emocionalmente  a  su

                hijo. La mayor parte de las veces detrás de ese padre que ha resultado ser
                tóxico  o  maltratador  hay  una  personalidad  enferma,  inmadura,  herida  o
                sencillamente incapaz de transmitir afecto de forma sana. Lo mismo les digo a
                los pacientes cuando me hablan de una relación nociva o complicada con sus

                padres. Muchas veces esos progenitores no supieron hacer las cosas de otra
                manera.




                                              EL NIÑO QUE FUIMOS



                   Como te decía, todos nosotros, como adultos, llevamos dentro el niño que
                fuimos.  Tú,  yo,  cada  persona,  somos  el  resultado  de  las  circunstancias
                vividas y, sobre todo, de cómo hemos sido capaces de adaptarnos a aquello

                que nos iba sucediendo. Esa constante adaptación desde el mismo momento
                del parto define progresivamente quiénes somos. Nuestra identidad se fragua
                esencialmente en la infancia.
                   ¿Cómo te marcaron de pequeño los conflictos?, ¿cómo era la relación entre
                tus padres?, ¿tu historia en el colegio?, ¿la relación con tus hermanos?, ¿las

                primeras nociones de la muerte?, ¿te sentías querido y comprendido por tu
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