Page 46 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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Esta tendencia a dejarse a uno mismo en último lugar suele ser más
               común en mujeres por el tipo de educación y la crianza que recibimos y

               por la influencia de la cultura y la sociedad —al menos en España—. Se

               espera de nosotras que seamos pacientes, comprensivas y serviciales
               —«mamás ideales»— mucho más que de los hombres, aunque también

               los hay con este perfil.

                  Cuando  crecemos  en  este  caldo  de  cultivo,  aprendiendo  que  «lo

               bueno» es priorizar a los demás y «lo malo» —y egoísta— es priorizarse
               a  uno  mismo,  unido  tal  vez  a  cierta  inseguridad  y  a  que  llevemos

               regulinchi  lo  de  que  otros  nos  rechacen,  lo  raro  es  que  no  acabemos

               siendo esclavos emocionales de alguien. ¿Qué suele haber detrás de no
               poner límites? En el caso de Celia hay:



                      Miedo a ser egoísta.
                      Falta de autoestima.
                      Miedo al rechazo.
                      Idea de amor basada en el sacrificio.


                  Vamos a ver esto en profundidad.




               Miedo a ser egoísta





                      Una persona que hace lo que siente que es mejor para ella y

                      dice que no a las cosas que no quiere hacer es una persona

                      que se cuida, no una egoísta.





                  Según la RAE egoísmo es «inmoderado y excesivo amor a sí mismo,

               que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de

               los demás». O sea, que Celia, después de una vida entera dedicada a
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