Page 50 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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No has venido al mundo a ser el felpudo de nadie.





                  A Celia le vendieron la idea de que el amor consiste en sacrificarse.

               Con este pensamiento está amando a otros malamente, y, además, no
               es consciente de su propio desamor hacia ella misma.

                  Querer  a  alguien  es  querer  que  esa  persona  esté  bien,  querer  que

               pueda  ser  independiente,  que  se  desarrolle  como  individuo  y  que  sea
               libre.  A  veces  se  puede  ayudar  más  a  otros  siendo  solo  un  apoyo  sin

               darles lo que quieren, porque así pueden apañárselas para conseguirlo

               por sí mismos y esto fomenta su autonomía, autoestima y seguridad.
                  Le  haríamos  ver  a  Celia  que  priorizarse  podría  ayudar  a  que  las

               personas  de  su  entorno  pudieran  volverse  independientes  y

               desarrollarse  del  todo  para  convertirse  en  seres  humanos  funcionales.
               También cambiaríamos la idea de que para ser buena debe sacrificarse

               por los demás y le explicaríamos que su salud mental depende de que

               se priorice de una maldita vez.

                  Aquí te dejo algunas ideas para mejorar tu asertividad:


                      Escríbete mensajes que te empoderen en pósits y ponlos por toda tu casa para leerlos
                      hasta que asimiles que eres un ser humano que merece poner límites. (Este punto está
                      más desarrollado en el epígrafe «Ejercicio 3. Porque yo lo valgo»).
                      Escribe una lista de razones por las que te mereces priorizarte a partir de hoy y léela a
                      diario hasta que lo hayas interiorizado (por ejemplo: porque no soy el felpudo de nadie,
                      porque estoy harto de tener ansiedad…).
                      Apunta las situaciones y las personas con las que notas que te sientes mal cuando dices
                      no y trata de escribir cómo te gustaría poner límites en esas situaciones en el futuro. (Este
                      punto  está  más  desarrollado  en  el  epígrafe  «Ejercicio  4.  No  me  pises,  que  llevo
                      chanclas»).
                      Observa tus sensaciones cuando notes que en una situación te piden ayuda y realmente
                      en tu interior no quieres ayudar. Trata de aceptar tus sensaciones, date cuenta de que es
                      normal que te sientas así y que no significa que estés obligado a actuar de una forma que
                      te hace daño.
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