Page 78 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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BE WATER, MY FRIEND
Enfadarte es sano. Poner límites con tu enfado es sano.
Hacer daño a otros con tu enfado es de necesitar terapia.
Hugo tiene cincuenta y un años. Vive con su pareja, Adela, y sus
dos hijos de quince y doce años. Hugo pasa muchas horas
trabajando y tiene un trabajo muy estresante, por lo que cuando
llega a casa quiere estar tranquilo y que no le molesten. A veces se
pone de malhumor porque sus hijos hacen ruido y a él le duele la
cabeza, o porque se encuentra la casa algo desordenada y le
cuesta encontrar las cosas que necesita. Prácticamente todos los
días acaba gritando a sus hijos porque le hacen perder la paciencia.
Por un lado, siente que no quiere gritar a sus seres queridos, pero
por otro no entiende por qué no pueden dejarle tranquilo y ser como
robots que no hacen ruido ni desordenan nada.
A nadie le gusta estar enfadado. La persona que reacciona con enfado
ante una situación difícil normalmente lo hace porque está dolida y no
tiene otras herramientas para afrontarla. Es muy difícil ser padres y
trabajar a la vez porque estamos sometidos a muchísimas presiones en
el día a día y es normal y humano que nos enfademos. Pero entre