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palmeras.
¡Te fijaste en el azul del cielo! es impresionante, sin
una sola nube, el viento suave y tibio, acaricia todo tu
cuerpo
¡Tienes toda la razón! la paz, belleza y esplendor de la
majestuosa obra de nuestro creador, que te da todo a
cambio de nada.
La pasamos felices, hasta Paulita mientras nosotros
nadábamos, no paró de brincar y manotear, además de
sus fuertes gritos.
Paulita preparó una gran mesa, machaca con huevos,
pollo frito, ensalada de repollo, jitomate, pepino,
cebolla morada, tortillas de harina, un gran platón con
sandía, mango y papaya.
Mi primo sobornó a una señora para que le friera el
pescado, que desmenuzado sobre la tortilla, con
jitomate, aros de cebolla, chiles encurtidos y unas gotas
de limón, daban como resultado unos tacotes
suculentos.
Después de la pantagruélica comida, pedí a las damas
que reposaran mientras subíamos la balsa.
Con la ayuda de ocho voluntarios subimos la pesada
balsa al camión, repartimos la comida y la fruta entre
los colaboradores, y pagamos el alquiler de las
hamacas.
Felices y bronceados iniciamos el regreso.
Nos quedamos bien dormidas, fue tanta la emoción, tan
rica la comida, belleza, paz, tranquilidad y amor,
