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Naturalismo e impresionismo
mantenemos delante de un objeto una pantalla con una abertura
pequeña que no nos permita ver otra cosa que un color, y no nos da
información alguna sobre la forma del objeto y las relaciones obje
tivas del color en cuestión, obtenemos, como es claro, una impre
sión cromática vacía, incorpórea y dudosa, que es muy distinta del
carácter del color objetivo plástico que nosotros estamos acostum
brados a ver. De esta manera, el color del fuego pierde su brillo, el
de la seda sus reflejos, el del agua su transparencia, y así sucesiva
m ente205. El impresionismo pinta ahora los objetos siempre con es
tos colores superficiales incorpóreos, que, como consecuencia de su
frescura y de su sensualidad intensa, dan impresión de muy direc
tos, pero que reducen considerablemente el efecto ilusionista de la
representación y hacen ver del modo más claro el convencionalis
mo del método impresionista.
En la segunda mitad del siglo XIX, la pintura se convierte en
el arte que señala la pauta. Su impresionismo se convierte en un es
tilo autónomo, cuando en literatura se lucha todavía en torno al na
turalismo. La primera exposición colectiva de los impresionistas se
celebra en 1874, pero la historia del impresionismo comienza unos
veinte años antes y termina con la octava exposición colectiva, ya
en 1886. El impresionismo se disuelve por estas fechas como mo
vimiento de grupo compacto, y comienza un nuevo período pos
impresionista que dura hasta 1906, año de la muerte de Cézan-
n e206. Después de la hegemonía de la literatura en los siglos XVII
y XVIII, y del papel predominante de la música en el romanticis
mo, se consuma a mediados del siglo XIX una variación en favor
de la pintura. El crítico de arte Asselineau sitúa ya hacia 1840 el
destronamiento de la literatura por la pintura 207, y los hermanos
Goncourt exclaman, entusiasmados ya una generación más tarde:
«¡Qué profesión tan ventajosa es la de pintor, comparada con la de
escritor...!» 208. La pintura domina no sólo, como arte más progre
205 Ibid., pág. 91.
206 John Rewald, The History of bnpressionism, 194ór págs, 6 sig. (Ed. case., Histo
ria del impresionismo.)
207 Aibert Cassagne, La tbéorie de l'art pour i’art en Trance, 1906, pág. 351.
208 E. y J. de Goncourt, Journal, 1 mayo 1869- Ed. cit,, III, pág. 121.
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