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Naturalismo e impresionismo
cer sus huellas estilísticas en la literatura. Pero la diferencia esen
cial consiste en que el impresionisftio pierde relativamente pronto
en la literatura su conexión con el naturalismo, el positivismo y el
materialismo, y casi desde el principio se convierte en sostén de
aquella reacción idealista que en la pintura no tiene expresión sino
después de la disolución del impresionismo. Esto se explica sobre
todo porque la élite culta conservadora desempeña en literatura un
papel incomparablemente mayor que en pintura, que como conse
cuencia de su ligazón fuertemente artesanal, ofrece una oposición
mayor a las aspiraciones espirituales de la época.
La crisis del naturalismo, que es simplemente un síntoma de
la crisis de la concepción positivista del mundo, no es evidente sino
hasta 1885 más o menos, pero sus signos pueden constatarse ya al
rededor de 1870. Los enemigos de la República son en su mayor
parte enemigos también del racionalismo, el materialismo y el
naturalismo; combaten el progreso científico y esperan el renaci
miento espiritual de una renovación religiosa, hablan de la «ban
carrota de la ciencia», del «fin del naturalismo», de la «mecaniza
ción sin alma de la cultura», pero piensan siempre en la Revolución,
la República y el liberalismo cuando truenan contra la vulgaridad
de la época. Los conservadores, sin embargo, han perdido su in
fluencia en el gobierno, pero han conservado su poderío en la vida
pública. Poseen todavía los puestos más importantes en la admi
nistración, la diplomacia y el ejército, y dominan la enseñanza pú
blica, principalmente en sus grados superiores211. Los liceos y la
Universidad están ahora, como antes, bajo el dominio del clero y
de la alta finanza, y los ideales de cultura que se difunden desde allí
están en vigor en la literatura con más fuerza que nunca. Nos en
contramos con autores de formación académica en número mucho
mayor que nunca, y la vida intelectual adquiere bajo su influencia
un carácter preponderantemente reaccionario. Flaubert, Maupas-
sant y Zola no eran escritores cultos; pero Bourget y Barres, por el
contrario, representan el espíritu de la Academia y de la Universi
211 Charles Seignobos, ÍJévoluüon de la Trotsibne République, en E. Lavisse, Hist. de
la France Contmp.y VIII, 1921, págs. 54 sig.
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