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Historia social de la literatura y el arte
jóvenes, y el sentimiento de ser víctima de una burla nunca fue en
el público tan fuerte como entonces. A los impresionistas no les fue
fácil ciertamente hacer que la gente siguiera sus ideales artísticos.
¡Pero cuál debió de ser la comprensión para el arte de un público
que dejó casi morir de hambre a artistas tan grandes, tan honrados
y tan pacíficos como Monet, Renoir y Pissarro!
El impresionismo, incluso, no tenía un carácter plebeyo que
pudiera enajenarle el público burgués; es más bien un «estilo aris
tocrático», es elegante y espiritual, nervioso y sensible, sensual y
epicúreo, encaprichado con lujos y rarezas, que partía de estrictas
vivencias personales, de experiencias de la soledad y el aislamien
to, y de sensaciones de nervios y sentidos superrefinados. Es, por
otro lado, creación de artistas que no sólo proceden en gran parte
del pueblo y la pequeña burguesía, sino que se preocupan de pro
blemas intelectuales y estéticos mucho menos que los artistas de
la generación precedente; son mucho más unilaterales e indiferen-
ciados, son artesanos y «técnicos» de modo realmente mayor que
sus antecesores. Pero se encuentran también entre ellos miembros
de la burguesía adinerada e incluso de la aristocracia. Manet, Ba-
zille, Berthe Morisot y Cézanne son hijos de gente rica, Degas es
de origen aristocrático, y Toulouse-Lautrec, de la alta aristocracia.
El modo fino e ingenioso y las educadas maneras mundanas de
Manet y Degas, la elegancia y el artificio refinado de Constantin
Guys y Toulouse-Lautrec muestran, desde su lado más atractivo,
la distinguida sociedad burguesa del Segundo Imperio, el mundo
de miriñaques y escotes, de carruajes y equitación en ei Bois de
Boulogne.
La historia de la literatura presenta un cuadro mucho más
complicado que el de la pintura. El impresionismo como estilo li
terario es un fenómeno en lo intrínseco no demasiado agudamente
perfilado; sus comienzos apenas son identificados en el complejo
total del naturalismo, y sus formas posteriores de evolución se con
funden por entero con los fenómenos del simbolismo. También en
lo cronológico se observa cierta incongruencia entre el impresio
nismo literario y el pictórico; el período más fecundo del impre
sionismo ha terminado ya en la pintura cuando comienzan a apare
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